

En esta noticia
La actividad económica extra - agro sobrevivió en el primer semestre a costa de sacrificar reservas del Banco Central para sostener el ritmo de importaciones, pero sentirá el impacto de la inflación en el consumo y el efecto de la devaluación del tipo de cambio oficial, según consultoras.
Un informe de Ecolatina sobre datos oficiales sostuvo que, si bien la economía cayó 1,9% anual en el primer semestre, el resultado al excluir el desempeño del agro fue de un crecimiento de 1,6%. Es algo que destacó el secretario de Industria, José de Mendiguren. "A pesar de todas las vicisitudes, la industria mantuvo el nivel de actividad", dijo el fin de semana a radio AM 750.
El funcionario también dio cuenta del costo de esa política. "Cada dólar que tiene el país se destina a potenciar la producción y generar más empleo", sostuvo. La contracara es la caída de las reservas.
El costo de crecer
"El sostenimiento de nivel de actividad económica (excluyendo al agro) ocurrió a costa de una reducción de las reservas internacionales, incluso en un periodo en el que se realizaron esfuerzos para incentivar una mayor liquidación de exportaciones ("dólar agro") y nuevas restricciones a la compra de divisas", indicó Ecolatina.
Eso redundó en "la acumulación de ciertos desequilibrios que tienden a intensificar la merma de reservas -tales como las intervenciones en el MULC y los dólares paralelos, incentivos a adelantar importaciones, entre otros-". Según Ecolatina, las reservas netas cayeron u$s 8000 millones en seis meses.

Por la sequía, la actividad agrícola- ganadera cayó en torno al 46% anual en el primer semestre, según ACM. El impacto se notó, sobre todo, en el segundo trimestre, cuando se concentra la cosecha gruesa. Pero el turismo, la minería y, en menor medida, la industria y la construcción, mantuvieron desempeños positivos.
Reclamo del Fondo
El FMI llamó la atención, de manera crítica, sobre el sostenimiento de la demanda en un contexto de una dramática reducción del ingreso de divisas y advirtió por el aumento de la deuda comercial de las empresas.
"Dado el gran sobreendeudamiento de importaciones y los precarios niveles de reservas, ahora serán necesarios grandes esfuerzos para racionalizar las importaciones y asegurar una reducción gradual y ordenada del financiamiento de las importaciones a niveles normales", sostuvo en su staff report.
Devaluación y recesión
En este contexto, consultores advirtieron que la devaluación del tipo de cambio oficial y su impacto desordenado en el resto de las variables (precios que subieron en línea con el dólar e incremento de las cotizaciones paralelas) darán un golpe a lo que se aún se sostenía.
"El impacto de la devaluación luego de las PASO tendrá un efecto recesivo sobre la economía real", aseveró Ecolatina. "Incidirá negativamente sobre sectores de la actividad que hasta el momento habían sido relativamente menos golpeados (industria, construcción, comercio), como consecuencia del encarecimiento de costos, moderación del consumo y contexto de mayor incertidumbre y complicaciones en el pago de importaciones", agregó.
La firma corrigió la baja su estimación de actividad para 2023, a -3% y con números en rojo en el segundo semestre, a pesar de la esperada recuperación del agro.
La consultora LCG compartió el diagnóstico. La devaluación y la restricción a importaciones "tendrán incidencia sobre la actividad", afirmó y corrigió a la baja su proyección para 2023, desde -2,5% a -3,4 por ciento.

"En estos niveles de inflación, la devaluación parece trasladarse con más fuerza a los precios que en escenarios de estabilidad", advirtió. Con una inflación mensual de dos dígitos prevista, al menos, para agosto y septiembre, "más temprano que tarde, los niveles de competitividad precio serán los de hace un mes" y la devaluación habrá sido inocua desde en ese sentido.
Los primeros datos de consumo masivo dan cuenta de la caída del poder adquisitivo. La Cámara Argentina de Comercio (CAC) midió una baja de 1,6% anual en julio. Comenzaría a revertirse la expansión acumulada en el año, del 2,9%, en parte motivada por la propia dinámica inflacionaria y el "ahorro" en bienes durables ante el cepo cambiario.













