Axel Kicillof apuró en los últimos días el recambio de ministros de su gabinete, un movimiento anunciado y previsto para la segunda etapa del mandato que, al mismo tiempo, hace crecer la expectativa sobre el destino de un funcionario de su extrema confianza que fue electo en los comicios de septiembre.
La decisión, según confiaron fuentes gubernamentales, está en manos del propio Kicillof, quién debe decidir si pierde un ladero pero gana poder en el Legislativo o si lo retiene pero, en el mismo gesto, refuerza a sus contendientes dentro de la interna peronista.
Mientras tanto, a comienzos de esta semana se confirmó que se iniciaba la renovación del equipo de colaboradores más cercano al mandatario por la salida del actual titular de la cartera Educativa, Alberto Sileoni.
Kicillof anunció que para directora general de Cultura y Educación -el título oficial de esa dependencia- se enviará a la Legislatura el pliego de la pedagoga Flavia Terigi.
Sileoni, que deja el cargo por motivos personales agradeció “la oportunidad y el honor que me ha conferido (Kicillof) de estar al frente del sistema educativo bonaerense, así como también la decisión de ubicar a la educación en el centro de su gestión de gobierno”.
La gestión del exministro de Educación nacional no estuvo exenta de polémica: se destaca una fuerte inversión en infraestructura escolar pero, al mismo tiempo, encaró la reforma del régimen curricular de las escuelas secundarias.
Su reemplazante es la rectora la Universidad Nacional de General Sarmiento, y profesora titular regular de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires. Terigi ha sido una de las promotoras intelectuales más intensas del cambio de curricula que encaró en la práctica Sileoni.
Sin embargo, Kicillof medita por estas horas una decisión quizá más central para su gobierno y para la relación con sus colegas dentro de la interna peronista.
En las elecciones de septiembre, el gobernador se alzó con la victoria que, entre otras cosas, le dio el quorum propio en el senado bonaerense a partir del 10 de diciembre y una parte de ese triunfo es del ministro de Obras Públicas, Gabriel Katopodis, que arrasó en la Primera Sección Electoral.
Antes del dos de diciembre, Kicillof debe decidir, entonces, si el exintendente de San Martín asumirá su banca.
Se trata de un dilema nada fácil de entender: si el ministro asume, el gobernador perderá uno de sus alfiles de alto perfil que, por otra parte, en el Senado no tendrá tanta exposición de cara a una posible candidatura para 2027.
Katopodis es algo más que un ministro: por su función tiene contacto diario con intendentes y es uno de los dirigentes peronistas que más camina el territorio.
De hecho, en las negociaciones por el presupuesto, el ministro de Obras Públicas es uno de los negociadores del Ejecutivo ante los diputados y senadores de la oposición.
Pero, si no asume, el peronismo perdería una silla en el Consejo de la Magistratura. Allí hay espacio para cuatro abogados del oficialismo provincial, pero sin Katopodis sólo hay tres senadores con ese título.
La otra cara de la moneda es aún más intrigante: de jurar “Kato” en diciembre, el kicillofismo sumaría 8 senadores propios en la bancada de 24 peronistas y hay algunos que sueñan con el ministro como presidente de la bancada.
La Cámpora, con 11 espera poder dar batalla y retener ese cargo que, hasta diciembre, está en manos de Teresa García.
Si Kato, en cambio, se queda en el Ejecutivo será reemplazado por la exdiputada bonaerense oriunda de Tigre, la camporista Roxana López, algo que no ven con malos ojos en la agrupación conduce Maximo Kirchner.