El intendente de Ezeiza, designado por Scioli como ministro de Seguridad prometió "vamos a trabajar en la prevención, muchas cámaras para evitar el asalto y vamos poner la policía en la calle. Acá tenemos que hacer las cosas bajo la ley, no hace falta ser duro o blando, hay que trabajar".
Además destacó que "es importante la presencia de la gendarmería nacional porque los hechos de inseguridad no son de partidos políticos, al que le toca le toca".
"Voy a tratar de repetir en todos los municipios lo logrado en Ezeiza, aquí nació la cuadrícula, las cámaras, los coches de seguridad. Con todo esto los ladrones se van".
Por otra parte, dijo: "Lo que está fuera de la ley hay que pasárselo a la justicia‘. Y prosiguió: ‘Por el tamaño de la provincia, se necesitan 100 mil policías".
Además, habló de su relación con el Gobernador: "Daniel Scioli antes de asumir se había interesado en lo que hacíamos en Ezeiza. Respecto a su futuro como ministro de Seguridad, afirmó: ‘Todos tenemos que colaborar, los intendentes juegan un rol importante y deben disponer de las políticas de seguridad del municipio".
"A matar o a morir"
Sin embargo, cabe recordar que en noviembre de 1999 vivió en carne propia la inseguridad, la problemática que hoy tiene la responsabilidad de mitigar. Pero el hecho traumático lo resolvió de forma tal que causaría desagrado en sectores de pensamiento progresista y de izquierda. Sucede que tres delincuentes intentaron robar ese año su lujosa estancia en La Celia, su propiedad de Tristán Suárez. Cuando ingresaron a su casa, el novel ministro de Seguridad los recibió a los balazos y frustró el ilícito.
"Tenemos que poner mano dura: o caía muerto yo o caían muertos ellos", definía. En otro de sus textuales, aseguraba que se "estaba en una guerra con ellos (los delincuentes) y la guerra hay que librarla: a matar o morir".