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Al final, no fue un gobernador sino un intendente la carta que se impuso para intentar renovar al radicalismo tras haberse fragmentado el último tiempo frente a la irrupción en escena de Javier Milei. Si el centenario partido se había desdibujado en la coalición de Juntos por el Cambio, el quiebre respecto a cómo posicionarse frente a los libertarios terminó por diluir su identidad en una interna a cielo abierto, sin un cuerpo alineado a su conducción. No obstante, las tensiones persisten.
Desde una parte de la Unión Cívica Radical afirman haber dado este viernes un paso central en su proceso de reconfiguración de cara a 2027, para soñar con volver a formar parte de una alternativa competitiva. No hubo una disputa de listas pero tampoco una unidad plena en torno a una figura. Así y todo, el comité nacional emergió con el intendente de Venado Tuerto, Leonel Chiarella, como nuevo presidente.
Con 36 años, se convirtió así en la cabeza del radicalismo más joven en los 135 años de historia del partido y marcó, desde su primer discurso, el tono que la conducción pretende imprimir para los próximos años: renovación generacional, reconstrucción territorial y una narrativa basada en gestión, austeridad y honestidad pública.
Durante los meses previos, el exgobernador y actual senador correntino Gustavo Valdés había sonado como el candidato natural para encabezar a la UCR. Más aún luego de haber sido una carta competitiva en 2023 y quedar en segundo plano con la consolidación del tándem Gerardo Morales-Martín Lousteau.
Ambos procuraron, sin éxito, posicionar al partido en las antípodas del gobierno libertario, recuperando un perfil más progresista de la fuerza. No obstante, en más de una ocasión, el expresidente del partido quedó enfrentado al resto de su bloque en las votaciones en el Senado.
De hecho, en la última elección, no hubo tampoco unanimidad en la estrategia frente al Gobierno nacional por parte de los cincos jefes provinciales. Mientras que Alfredo Cornejo (Mendoza) y Leandro Zdero (Chaco) ensayaron alianzas con LLA, Valdés (Corrientes), Maximiliano Pullaro (Santa Fe) y Carlos Sadir (Jujuy) se agruparon como competidores en el sello Provincias Unidas con desigual performance.
La posibilidad de apelar a una carta surgida del Foro de Intendente cobró fuerza ante la decisión pública del hombre fuerte de Corrientes de abroquelarse en el armado de su provincia, apuntalando la gestión de su hermano menor, Juan Manuel Valdés. Desde el sector más afín a la Casa Rosada afirmaban, por su parte, que no se opondrían a la opción de un jefe comunal aunque dudaban acerca de su fortaleza para tener real autonomía.
La alternativa a Chiarella era la conformación de una mesa técnica para transitar los meses por venir de la mano de figuras de “embajadores” que representaran a cada uno de los cinco gobernadores. “Pero nos quisieron llevar a los empujones hacia una identidad marcada por Provincias Unidas como si ese fuera el único camino. Es el problema de la construcción de una narrativa para nuestro partido”, se queja otro grupo de los delegados que sostiene la idea de acompañar “lo que está bien”, sin confluir con LLA.
¿Puede esto repercutir de cara a las extraordinarias? Nadie lo afirma peor tampoco lo niega. El radicalismo, como tal, tendrá su bloque en la cámara pero también habrá otros representantes del partido sentados en el bloque de Provincias Unidas y nada parece indicar hoy que puedan terminar alineándose bajo una misma y única conducción nacional.
La UCR tiene nuevo presidente: su primer mensaje en público
El plenario de delegados, acompañado por gobernadores, intendentes y legisladores, avaló la nueva conducción en un acto en la sede central de la calle Alsina. Chiarella abrió su intervención con un registro personal —“uno de los valores más importantes con los que me criaron es la gratitud”— y construyó un mensaje político de anclaje territorial.
Agradeció además su familia, a su equipo y a Venado Tuerto por el “gran trabajo que hacemos todos los días”, estableciendo un puente claro entre su identidad local y la nueva responsabilidad nacional. Pero tuvo particular atención para el gobernador que lo impulsa, Maximiliano Pullaro, de Santa Fe.
Con el sillón de Alem y Alfonsín detrás como símbolo de continuidad histórica, el intendente apuntó a lo que considera la clave de la reconstrucción partidaria: una UCR que vuelva a pisar fuerte en el territorio, mostrando resultados concretos y reivindicando la experiencia de gestión de sus gobiernos locales y provinciales.
“Demostramos todos los días que los recursos alcanzan cuando no hay corrupción en el Estado, que si no se roba, la plata alcanza”, afirmó, en una frase que sintetiza su línea discursiva.
Chiarella sostuvo que la honestidad pública debe ser un atributo probado y no declamado. “La honestidad no se pregona: se demuestra”, dijo ante el plenario, al tiempo que vinculó el equilibrio fiscal con su utilidad social. “El superávit por el superávit mismo no sirve de nada; sirve cuando se hace obra, cuando se garantiza seguridad, salud y educación”. La referencia recuperó uno de los ejes centrales de su experiencia municipal y buscó proyectarlo como modelo para el partido a nivel nacional.
Durante la ceremonia, el nuevo presidente llamó a ordenar al radicalismo alrededor de una identidad militante activa y cercana a la ciudadanía. Convocó a “salir a militar en las redes” y a relanzar el trabajo casa por casa, en una campaña de reconstrucción territorial.
“La Unión Cívica Radical está de pie, estamos marchando y vamos a construir un proyecto político para volver a conducir los destinos de nuestro querido país”, esbozó. Su frase sobre el desafío partidario sintetizó el clima interno: “Antes que cualquier cargo, soy un militante político”.
Chiarella también se diferenció de la lógica de confrontación dominante en la escena nacional. “Vivimos un momento complejo, donde existe una grieta que solo los beneficia a ellos. Pero tenemos la responsabilidad de contar que existe una manera diferente de hacer política”, afirmó.
Su llamado a una conducción basada en la “madurez política”, en el diálogo y en la horizontalidad marcó distancia de las disputas internas de los últimos años: “Acá venimos a construir con mucha humildad, con militancia, donde nadie manda a nadie”.
La nueva mesa del Comité Nacional acompañará esa línea con un esquema que combina juventud y recorrido partidario: Piera Fernández será secretaria General; Inés Brizuela y Doria, Javier Bee Sellares y María Inés Zigarán ocuparán las vicepresidencias; y completarán los cargos Daniel Kroneberger, Gabriela Valenzuela, Danya Tavela, Ramón Mestre, Agustina Madariaga y Daniel Angelici.
También se mencionaba a Marcos Ressico, referente de Zdero, aunque otras fuentes del partido no lo confirmaban como parte de la mesa de conducción.
Quién es Leonel Chiarella, el nuevo presidente del radicalismo
Leonel Chiarella es intendente de Venado Tuerto desde 2019, cuando asumió con 30 años. Revalidó su mandato en 2023 con el 83% de los votos y gobierna con superávit sostenido, una política activa de obra pública —incluida una red de jardines de primera infancia y el único jardín maternal nocturno del país— y un esquema de articulación público-privada con las empresas locales.
Se define por una gestión con foco en transparencia y austeridad: “Cuando no se roba, los recursos alcanzan”, suele decir. Hizo de la seguridad y la lucha contra el narcotráfico otro de sus pilares, impulsando iniciativas como los “Buzones de la Vida” para denuncias anónimas de narcotráfico y trata.
Milita en el radicalismo desde los 15 años y acompañó al actual gobernador santafesino, Maximiliano Pullaro, a quien agradeció por su respaldo y por “lo que venimos transformando la provincia de Santa Fe”. También reivindicó a Martín Lousteau y a los delegados que lo propusieron para liderar el partido.
En su discurso de asunción dejó definiciones que anticipan su impronta: reivindicación del trabajo militante, rechazo a la política de rosca, énfasis en la gestión y un mensaje de unidad interna.