La asistencia financiera que se negocia en estos momentos en Washington entre el equipo económico argentino y el Tesoro estadounidense aumentó la presión sobre un ya tensionado esquema cambiario y se sumaron reclamos para que Argentina tome una decisión entre dos opciones: flotar o dolarizar. La negociación puso sobre la mesa un posible swap por u$s 20.000 millones que el Tesoro de Estados Unidos, conducido por Scott Bessent, ofrecería a Argentina. El anuncio suscitó críticas desde el país del norte, desde los farmers, que se consideraban damnificados por la eliminación temporal de las retenciones en Argentina y el efecto que tendría dada su posición competitiva, hasta los demócratas que apuntaron contra los recortes de la administración de Donald Trump que si contaba con recursos para asistir a Argentina. A esto se sumó el shutdown que atraviesa el Gobierno estadounidense dado que el oficialismo no consiguió la aprobación de presupuesto por el Congreso, que en ese país implica una virtual parálisis de la administración. "Donald Trump realmente quiere hacernos creer: que no hay suficiente dinero para arreglar las primas de atención médica de la ACA. que no hay suficiente dinero para los controladores aéreos, ¿¡Pero de alguna manera hay u$s 20.000 millones disponibles para rescatar a Argentina?!", dijo el jefe de la bancada demócrata en el Senado, Chuck Summer. Bessent rápidamente aclaró que no pondrían dinero en el país, y cobró fuerza la idea de que esta se haría a través de las tenencias de Derechos Especiales de Giro (DEG) del Fondo Monetario Internacional (FMI) que tiene el Tesoro en su Fondo de Estabilización Cambiaria. Brad Setser, exfuncionario del Tesoro y coautor de "¿Rescates financieros o rescates internos?" junto con Nouriel Roubini, economista conocido como "doctor catástrofe" que se reunió con Caputo, sostuvo que Bessent dijo que apoyará las fuertes políticas de Argentina y cuestionó: "El mensaje parece un poco erróneo. Los países con políticas sólidas no suelen necesitar un segundo rescate en un año. Argentina ya despilfarró u$s 14.000 millones del FMI". Ante este escenario, las críticas no menguaron, pero cambiaron el objetivo y pasaron a reclamar que, en caso de que Estados Unidos avance en una asistencia a Argentina, el Gobierno de Javier Milei debía modificar su esquema cambiario, y plantearon dos alternativas: flotar sin bandas, o dolarizar. Una de las alternativas más difundidas es la de que Argentina debe ir a una flotación libre. Algunos incluso creen que aplicar esto antes de las elecciones puede no perjudicar a Milei, quien aspira a contener la inflación de cara a los comicios como objetivo central. "Trump y Bessent deben decirle firmemente a Milei que debe dejar flotar el peso. Sería irresponsable no hacerlo, y aún más irresponsable entregar dinero estadounidense sin un compromiso de flotación", deslizó el extitular del Tesoro, Mark Sobel. El exfuncionario hace semanas insiste con esta perspectiva, que incluye que se mantenga la política monetaria y fiscal contractiva. En el mismo sentido, el socio de Brookings Institution, ex jefe de estrategia cambiaria en Goldman Sachs y ex economista del FMI, Robin Brooks, planteó que la salida de capitales de Argentina hace inevitable una devaluación, sea antes o después de las elecciones: "De hecho, el presidente Milei ganaría puntos por su honestidad al afrontar lo inevitable y finalmente permitir que el peso flotara libremente. Esto representaría un gran cambio con respecto al historial argentino de ‘miedo a la flotación', lo que quizás le resultaría beneficioso en las urnas". "Milei haría bien en romper con la historia y dejar que el peso flote libremente antes de las elecciones", concluyó Brooks. La otra alternativa que gana peso es la promesa inicial del presidente de dolarizar la economía Argentina. La propuesta ya juntaba adeptos locales, pero suma apoyos internacionales. Maurice Obstfeld, ex economista del FMI y ex asesor económico presidencial entre 2014 y 2015, planteó que cualquier apoyo estadounidense que no sea abierto probablemente no pueda evitar una crisis monetaria y salvar el peso. El swap y la compra de deuda en el mercado primario y secundario "no rescatará la deuda argentina ni el peso por mucho tiempo, pero destinará dinero de los contribuyentes estadounidenses en reducir las pérdidas de los inversores que deseen salir de Argentina". "Como alternativa, el Tesoro podría intervenir en el mercado cambiario y comprar pesos hasta que Estados Unidos controle la totalidad de la oferta monetaria en pesos y Argentina esté dolarizada. Este enfoque le ahorraría a Argentina el costo de obtener los dólares mediante excedentes o préstamos con intereses, un regalo mayor de los contribuyentes estadounidenses a Argentina. Pero, al parecer, el Tesoro ha descartado compras directas de pesos aún más limitadas en el mercado cambiario. Adiós a todas las opciones", concluyó Obstfeld, quien agregó que, para avanzar, Argentina necesitará un nuevo marco monetario de mayor flexibilidad cambiaria y apoyo financiero multilateral. Maria Anastasia O'Grady publicó en su columna en el Wall Street Journal que, si bien es posible que algo de la asistencia de Estados Unidos llegue antes de las elecciones del 26 de octubre, el Gobierno mantiene la pérdida de reservas, contrario al pedido estadounidense y del FMI, mientras que la incertidumbre electoral alimenta las expectativas de devaluación e inflación consecuente. Es por esto que plantea que la dolarización "sigue siendo la mejor opción" para "rescatar al Gobierno y su legado". "Solo necesita dejar que el mercado descubra el precio real del peso y aprovechar el momento para dolarizar a ese tipo de cambio. Eso pondría fin a la incertidumbre cambiaria y a la necesidad de controles de capital. Los tipos de interés retrocederían y la confianza de los inversores se dispararía. Si la flotación libre provoca una devaluación, el período de recuperación se acortaría sustancialmente con la adopción del dólar", agregó O'Grady, quien concluyó que "a Milei se le están acabando las excusas para eludir su promesa de campaña de 2023 de dolarizar. Es hora de dejar de pasar la pelota". Para una eventual dolarización sería necesario que Estados unidos desembolse cera de u$s 50.000 millones para comprar los pesos circulantes y respaldar los depósitos, observaron desde 1816. A ello, sumaron que también sería necesaria una consulta popular no vinculante ya que descartan el apoyo del Congreso.