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Arrancó julio y con él se largó el siempre incierto segundo semestre, que este año tiene el plus de una campaña electoral inédita por la pandemia, pero que además, reedita las dificultades de una agenda económica cargada de desequilibrios.
Mientras el Gobierno insiste en que las principales variables tienden a estabilizarse, la mirada de los analistas no siempre coincide con ese punto. Y en las últimas jornadas tomaron notoriedad dos conceptos económicos que se relacionan y retroalimentan uno a otro, devaluación y atraso cambiario.
El propio jefe de Gabinete, Santiago Cafiero, aseguró en diálogo exclusivo con El Cronista que "no habrá ninguna devaluación, ni antes ni después de las elecciones" y desestimó que haya atraso cambiario, algo que cada vez más economistas entienden que se está acumulando, poniendo presión sobre un eventual ajuste post elecciones.
En su informe mensual, el centro de estudio económicos Equilibra sostiene que "a fin de año el atraso de las tarifas de servicios públicos será significativo, lo que tiene implicancias para el día después de las elecciones".
En las últimas jornadas tomaron notoriedad dos conceptos económicos que se relacionan y retroalimentan uno a otro, devaluación y atraso cambiario
En ese sentido, estima que "habrá que recomponer el precio relativo de las tarifas y acelerar la depreciación del tipo de cambio para evitar que se retrase", una posición que, al menos en público, desmienten las principales espadas económicas y políticas del Gobierno.
Además, explica que esto se da en un contexto de menor inflación, que podría bajar del piso de 3% promedio mensual "gracias al uso intensivo del ancla cambiaria y tarifaria".
Año impar
Estas dos anclas son las herramientas que dan forma a lo que Equilibra denomina el "push electoral", que no es otra cosa que usar el tipo de cambio oficial y las tarifas de servicios públicos como ancla para evitar un salto inflacionario, lo que a su vez permite una recuperación del salario en términos reales y en dólares.
El informe prevé "una mejora del poder adquisitivo de los trabajadores en torno a 2 puntos porcentuales para la segunda mitad del año", lo que se lograría a partir de una leve pero continua baja de la inflación en los próximos meses y recomposición de ingresos, vía paritarias y sumas fijas establecidas por el Gobierno.
Desde Equilibra pronostican "una mejora del poder adquisitivo de los trabajadores en torno a 2 puntos porcentuales para la segunda mitad del año"
Y a esto hay que sumar el impulso a la obra pública, que suele ser mano de obra intensiva, y una "política fiscal expansiva", con recursos volcados para beneficiar a los sectores de menores ingresos y grupos vulnerables.
Pero este "push fiscal", no es inocuo para las cuentas públicas. La proyección de Equilibra es que "se acumule un déficit (primario) de 3% del PBI durante el segundo semestre, superior al de otros años electorales", que sumado al déficit del primer semestre cerraría el año en 3,7% del producto bruto interno.
Esto sin contar el ingreso de los u$s 4350 millones en Derechos Especiales de Giro (DEG) por la ampliación de la asignación que hizo hace diez días el Fondo Monetario Internacional.