El diputado por el Frente Renovador, José Ignacio De Mendiguren, opinó que si se produjera un cambio en el impuesto a las Ganancias, ese dinero “iría al consumo” y que “el salario es el motor del mercado”.

“Espero que haya expectativa de modificación. Cuando salió este impuesto estuvo pensando para 400 mil trabajadores de alto poder adquisitivo. Pero hoy debido a la inflación alcanza a más de 1,5 millones. No estamos hablando del mismo impuesto, este es otro impuesto”, aclaró De Mendiguren a radio La Red.

Para el diputado, si se modificara esto y este dinero fuera al bolsillo de los trabajadores, “iría al consumo”.

“El salario es el motor del mercado y es una injusticia y arbitrariedad este impuesto”, opinó y agregó: “por ejemplo un trabajador que ganaba un año atrás un sueldo y se le dio un aumento del 25%, por la escala del impuesto gana hoy menos”.

“Se ha demostrado que en todos lados hay recursos para terminar con esta arbitrariedad”, dijo De Mendiguren con respecto al argumento del Gobierno de que necesita recaudar ese dinero para mejorar la distribución.

Por otro lado, el diputado analizó que en torno al reclamo de un bono de fin de año, “hay que dejar que cada sector en particular lo analice con el sindicato”.

Ley de Abastecimiento

Según De Mendiguren, “la ley atenta contra la división de poderes y trae incertidumbre sobre el manejo de la economía”.

“Nosotros como empresarios estamos de acuerdo con tener reglas estrictas, pero transparentes. Que uno sepa a qué atenerse, sepa de que manera cumple o no cumple y no que las interpretaciones de estos términos tan ambiguos queden en manos del poder ejecutivo o cualquier gobernador de provincia”, sostuvo.

Empresarios “mafiosos”

Al ser consultado por si le molestaron los dichos de ayer del jefe de Gabinete, Jorge Capitanich, que afirmó que el reclamo del G6 es vergonzoso y los tildó de “mafiosos”, De Mendiguren contestó que “no son felices esos términos. Todo reclamo que uno hace ante la justicia, hay que calificarlo así. Si no es correcto será la Justicia quien determine que no”.

“La Argentina requiere terminar con esto de estilo de blanco-negro, amigo-enemigo. A un empresario se lo puede obligar a cualquier cosa, pero no se puede obligar a invertir”, reiteró.

“Los empresarios somos los mismo que cuando el país crecía a 9% y teníamos una inflación del 3%. Hay recuperar esos motores y no había un jefe de Gabinete que decía estas cosas. Había una economía con un tipo de cambio competitivo y con baja inflación que permitía esos resultados”, recordó.