Cristina Kirchner dejó ayer bien en claro que la negociación por la soberanía de Malvinas es con el Reino Unido y no con los kelpers. No sólo no contestó las acusaciones previas de los representantes malvinense, sino que además el canciller Héctor Timerman se negó a recibir una carta que Michael Summer, miembro de la Asamblea Legislativa isleña, quiso entregarle con un mensaje para la Presidente, cuando finalizó la sesión del Comité de Descolonización en la ONU.
Envíenla a mi embajada, dijo Timerman, sin más palabras. Históricamente, la Argentina no reconoce a los habitantes de las islas como interlocutores en la disputa. Aunque no deja de ser un tanto contradictorio el pedido de dialogar que hizo con justicia la jefa de Estado con la actitud cortante del canciller.
Esta semana, los kelpers anunciaron que convocarán a un referéndum en 2013 para preguntarle a sus 3000 habitantes si quieren seguir siendo súbditos de la Corona. Un golpe de efecto con resultados cantados.
Ayer, la Presidente opinó sobre la cuestión sin mencionarlos en su discurso: Desde 1983 solamente integramos misiones militares de paz en todo el mundo. Estamos en Haití, en Chipre... No nos van a encontrar en Irak ni en Afganistán. Y si de referéndum se trata... ¿Por qué no hacemos referéndum en Afganistán e Irak a ver qué se piensa de lo que están haciendo.
Ayer, el propio titular del Comité de Descolonización, el ecuatoriano Diego Morejón Pazmiño, calificó de maniobra política del gobierno inglés el anuncio de la consulta popular en las islas.
Un dato de color en el inicio de la sesión del organismo es la manifestación que protagonizaron los ocho isleños de la delegación por Malvinas en la puerta del edificio de la ONU, con una bandera que decía: Nuestros derechos, nuestra voz, nuestra elección.