Con la fiebre mundialista, el mapamundi pareciera reconfigurarse y el lugar del origen de cada seleccionado genera curiosidad. Esta vez, a pocos días del arranque de la Copa del Mundo, el país que les quita el sueño a los argentinos es Rusia, el anfitrión. Si bien el gigante euroasiático apareció en el horizonte de quienes visten la camiseta albiceleste en los últimos meses, no se trata de un terreno de juego nuevo para los intercambios comerciales. Pero sí de uno con mucho potencial sin explotar. La Argentina podría ser un campo fértil para las inversiones rusas, sin embargo, los 13.500 kilómetros que la separan de la Plaza Roja, sumados a la inestabilidad económica, representan una barrera que no es fácil de sortear.

"Las empresas rusas no se instalan en el país, en primer lugar, porque lo hacen donde tienen mayor influencia directa. Medio oriente, África y Europa; Argentina les resulta desconocida, con poca claridad política. Además, no ostenta sus oportunidades para inversión mediante acciones proactivas, como presentaciones en foros como el SPIEF, conocido como 'El Davos ruso'", explica Matías García Tuñón, coordinador General de la Cámara de Comercio e Industria Argentino Rusa (CACIAR). Lo mismo ocurre a la inversa. Nuestro país entabla negocios con occidente, de la mano de los históricos del Viejo Continente, como España, Italia, Holanda y Alemania; y también con Estados Unidos. Recién en el último tiempo ha cobrado preponderancia China.

A pesar de diversos anuncios vinculados a exploración y explotación de shale gas (en Vaca Muerta) o a iniciativas asociadas a la industria petrolera y hasta a la posibilidad de construir un puerto multipropósito en Ramallo, "en la práctica, lamentablemente, son pocas las compañías rusas establecidas aquí", releva el referente de la Cámara. La pionera fue "PJSC" Power Machines, que desembarcó hace 45 años (ver recuadro). Hoy están también Softline (de software) y Transmashholding, protagonista de una de las inversiones más recientes: el mes pasado cerró una licitación para mejorar el tren San Martín y el pasado 15 reinauguró los Talleres Ferroviarios Mechita en Bragado (las inversiones rondarían los u$s 200 millones).

"Si analizamos acciones concretas, fueron muy pobres. Hay que agregar las inseguridades que presenta la Argentina al mundo (inflación, seguridad jurídica)", sentencia García Tuñón. El número es muy magro, sobre todo si se considera que el Gobierno de Putin es el 15°emisor de inversión directa en el mundo, de acuerdo con la Agencia Argentina de Inversiones y Comercio Internacional (AAICI). El frío siberiano no congeló las relaciones, sin embargo dependen de grandes esfuerzos para sobrevivir. Y la respuesta está en el calor del aliento argentino. El responsable de CACIAR se encuentra por estos días en el corazón de Moscú, donde se desplegó el Espacio Argentino en Rusia, iniciativa que busca promocionar y acompañar la marca país fomentando entre las partes la presentación de oportunidades comerciales y de inversión.

Si repiensa sus jugadas, la Argentina podría inclinar el marcador a su favor, pues, resalta García Tuñón, "hay sectores donde no se está capitalizando la oportunidad comercial, con un 85% de potencial sin cubrir". El flanco despejado se halla en industrias como la farmacéutica, cosmética, autopartes, maquinaria agrícola, indumentaria, entre otras. Y, desde ya, en el agro. En 2014, el Kremlin le sacó tarjeta roja a la Unión Europea y Estados Unidos y bloqueó el ingreso de sus productos. Pero, en lugar de aprovechar la situación, desde ese año, por cuestiones productivas y de competitividad, Buenos Aires, redujo sus exportaciones. En 2017, el estado más extenso del planeta importó un estimado de u$s 213.000 millones, de los que solo unos u$s 527 millones, corresponden a la mercancía celeste y blanca. En ese marco, Argentina tiene gran potencial como proveedor de alimentos para un mercado de 143 millones de personas. Según la AAICI, en 2016, y es una tendencia que se sostiene, el 70% de las exportaciones estuvo concentrado en el sector agropecuario: frutas frescas (25%), carnes y sus preparados (19%), productos lácteos (18%) y semillas y frutos oleaginosos (10%). Y el podio de provincias productoras lo ostentan Córdoba, Buenos Aires y Santa Fe, que acaparaban el 54% de la exportación.

Como contrapartida, dice García Tuñón, "la escasez de energía puede convertir al país en un destino atractivo para la inversión rusa, uno de los principales productores del globo de petróleo y gas". "Existen grandes oportunidades para el aumento exponencial del comercio bilateral, ya que los niveles de complementariedad en casi todos los sectores superan ampliamente lo que actualmente ponen en la balanza", sostiene el Coordinador de la Cámara. Y cierra con un número contundente: "El intercambio podría escalar de magros u$s 500 millones a 5.000 millones en pocos años".

Un caso que lleva cuatro décadasPJSC "Power machines" pisó suelo albiceleste en 1974 tentada por un contrato para proveer turbinas a la central hidroeléctrica de Salto Grande. Desde entonces, enfocada en la construcción de maquinaria energética para centrales hidráulicas, térmicas y nucleares, se convirtió en socio de proyectos como las represas de Yacyretá; Piedra del Águila; Los Caracoles y Punta Negra; y las centrales térmicas de Costanera, en Capital; y Piedra Buena, en la Provincia. EL atractivo del país para la empresa, que está participando en varias licitaciones, es su dimensión, pero sobre todo, su potencial de crecimiento, cuyo desarrollo implicaría una mayor demanda energética. "La proyección para un futuro cercano apunta a fomentar la colaboración bilateral, ya con la mira en energías renovables, por ejemplo, con el impulso de una central de biomasa", destaca el director de la Representación de PJSC en Argentina Alexey Petrov.