Como en todos los aspectos de la vida, la humildad debe mantenerse siempre. No olvidar que la victoria y la derrota son dos grandes impostores como sostenía el célebre escritor. En tiempos de bonanza, se tienden a inflar los egos y dejar de escuchar las críticas. Todos no entienden nada. Y en materia económica hubo mucho de ello desde el triunfo de LLA en CABA. La derrota, como contrapartida, tiende a un auto flagelamiento y a una depresión personal. Ni uno ni otro. Desde hoy comienza una nueva etapa en la gestión Milei. ¿Podrá remontar la performance en los 49 días-años que restan hasta las elecciones del 26 de octubre? ¿Estamos seguros de que el triunfo de LLA en esecomicio está garantizado? Las expectativas ahora se deben reajustar en función de lo sucedido anoche. Hubo varias señales que debieron verse antes. El derrumbe en la confianza del Consumidor y en la Confianza en el Gobierno, mediciones de la Universidad Di Tella. Este último relevamiento tiene una alta correlación con lo que opina el electorado. También debe reconocerse la mala praxis con la super tasa para contener al dólar disfrazada de "apretón monetario". La caída de la actividad económica también resta votos. No todo pasa por la inflación. En los manuales de Economía se enseña que las tres variables importan: actividad, inflación, desempleo. No es una sóla. Debieron acumularse reservas en abril y mayo en lugar de buscar el piso de la banda. Kristalina Georgieva la vio. Hablando sobre los riesgos del acuerdo, el 24 de abril, declaro que "domésticamente, el país tendrá elecciones en octubre, y es fundamental que no descarrile la voluntad de cambio. Hasta ahora no vemos que ese riesgo se materialice, pero insto a Argentina a mantener el rumbo". Esta frase obligó a aclaraciones posteriores pero estaba claro que el problema estaba a la vista. En el último staff report se destaca que "no se puede descartar el riesgo de desvíos de las políticas, derivados ya sea de una priorización excesiva de lasganancias desinflacionariasa corto plazo (y una dependencia excesiva de las entradas volátiles de capital a corto plazo) o de la intensificación de las presiones de gasto externas al gobierno, especialmente antes de las elecciones de mitad de mandato". Ahora sólo resta ponerse el casco. Nuevamente aparecen los fantasmas del retorno del populismo a la Argentina. El dólar tocará el techo de la banda. ¿Tiene sentido ponerle freno gastando dólares prestados del FMI? No tiene mucha lógica. El techo de la banda debería ser corredizo en este contexto. Deben apagar el incendio y no tirar nafta. Manda la prudencia monetaria y fiscal. Y recordar ahora que la derrota también es una impostora.