El programa militar nuclear de Irán se encamina probablemente a un próximo régimen de control internacional que podría, en teoría, reducir los riesgos potenciales que posea un arma nuclear. Es importante que los mecanismos de verificación que son materia de negociación entre el Grupo de los Seis (Estados Unidos, Rusia, China, Francia, Reino Unido y Alemania) e Irán logre, con realismo y confianza, ese objetivo. Nada sería más grave para la seguridad internacional que el monitoreo internacional solo sirva para vigilar en lugar de eliminar la amenaza. Un décimo país con armas nucleares sería una catástrofe para las políticas de no proliferación de las armas nucleares en el mundo. Más de media docena de países, en distintas latitudes, ya cuentan con programas nucleares de dimensión sensible y un acuerdo laxo con Irán sería aprovechado para avanzar con mayor libertad en desarrollos de material fisionable como es el enriquecimiento de uranio. Si eso ocurriera los riesgos futuros de proliferación de armas nucleares serían enormes.

La credibilidad en un régimen internacional capaz de limitar esa capacidad es esencial. Hasta ahora los mecanismos existentes, a través de las salvaguardias del Organismo Internacional de Energía Atómica, han sido de éxito relativo ya que no han impedido que nuevos países se hayan sumado al triste club de los países poseedores de armas nucleares. Es el caso de la India, Pakistán, Israel y Corea del Norte.

También la confianza internacional pasa por un cambio de lógica en la que Estados Unidos, Rusia, China, Francia y el Reino Unido encaran la modernización de los respectivos arsenales nucleares. En la medida que esos países sigan basando la percepción de seguridad sobre la base del armamento nuclear, el éxito de la no proliferación de las armas nucleares será siempre de alcance limitado. Es incomprensible que esos países no hayan encarado nunca un proceso de genuino desarme nuclear. Ni siquiera se han sentado a conversar en la Conferencia de Desarme de Ginebra sobre el tema.

La próxima Conferencia de Examen del Tratado de No Proliferación de las Armas Nucleares, en mayo en Nueva York, probablemente se enfrente a la realidad de la falta de voluntad política de las principales potencias nucleares al desarme. La continuación de esta actitud alienta la no proliferación horizontal de las armas nucleares y acuerdos como el que se intenta con Irán, serán siempre de efectividad relativa. También disminuye la confianza sobre la perdurabilidad en el tiempo.

Es de esperar que la comunidad internacional sea capaz de reaccionar. El mundo no puede seguir bajo la constante amenaza de supervivencia del poder excesivo de un puñado de Estados. Tampoco del riesgo de nuevos integrantes. El desarme nuclear, horizontal y vertical, es la máxima prioridad para fortalecer la seguridad internacional. Es hora de actuar para definitivamente deslegitimizar el arma nuclear.