Históricamente, los ejecutivos dedicados y/o involucrados en el planeamiento fiscal, se han enfocado con mayor atención al análisis del impacto impositivo que generan los impuestos directos en contraposición con los indirectos. En Argentina, este punto ha adquirido especial interés en los últimos años por la cobertura mediática que se ha generado alrededor de ello.

Sin embargo, los impuestos indirectos han adquirido una relevancia significativa -también a nivel internacional-toda vez que representan una porción muy importante de la recaudación tributaria.

Antes de adentrarnos en el análisis, corresponde mencionar que a diferencia de los impuestos directos, los que gravan exteriorizaciones inmediatas de capacidad contributiva y se aplican directamente sobre los contribuyentes (los más comunes, el impuesto a la renta o sobre el patrimonio), los impuestos indirectos gravan principalmente la transferencia o consumo de bienes y/o servicios (por ejemplo, IVA, Impuestos Internos, etc.).

En la actualidad, la gestión y el manejo efectivo de los impuestos indirectos con el propósito de reducir sobrecostos o evitar riesgos que podrían acarrear penalidades distorsivas, se convierte en un punto crucial que ya no puede pasar desapercibido.

El desafío deviene aun mayor a medida en que las empresas se internacionalizan. En especial, si se tratase de la incursión en países subdesarrollados en los que las compañías multinacionales se desenvuelven de manera menos familiar. Así, la atención a tiempo de cada uno de los temas resulta imprescindible, teniendo en consideración la cantidad de efectos negativos o positivos que podrían generarse.

Si bien el análisis técnico, el conocimiento y el desarrollo de políticas y procedimientos internos siguen resultando factores fundamentales en el manejo efectivo de los impuestos indirectos -orientados principalmente a la reducción de riesgos fiscales y a la detección de oportunidades-, la tecnología ha dado pasos agigantados pretendiendo ponerse a la par de estos últimos.

En relación a ello, el desarrollo tecnológico por parte de las autoridades fiscales de cada país también resulta sorprendente. La mayor cantidad de información disponible y el avance de las inspecciones electrónicas ha otorgado a los Fiscos la posibilidad de reacción en tiempo real.

Dentro de los principales puntos de acción que deben ser incorporados en la agenda de los ejecutivos, el análisis de los impuestos indirectos debería encontrarse en los primeros puestos. En efecto, deberán desarrollarse políticas y procedimientos capaces de manejar la tributación indirecta de manera eficiente, asegurando además un entorno capaz de adaptarse al cambio de manera rápida, contemplando una inversión y desarrollo tecnológico que lo permita.

Un planeamiento internacional debe analizar profundamente los flujos operacionales que plantea el negocio que se proyecta, contemplando de forma anticipada situaciones que podrían ser completamente disruptivas, de modo tal de evitar riesgos económicos, financieros y fiscales (entre otros, múltiples regímenes de retención, generación de pagos a cuenta en exceso, situaciones no previstas). La imposición directa es relevante, pero la imposición indirecta es crítica en algunos países cuando se planea operar en forma permanente.