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El influencer Santiago Maratea suele juntar dinero para causas nobles. En las últimas semanas se hizo aún más conocido porque está juntando dinero para pagar las deudas que tiene el Club Atlético Independiente de Avellaneda. Lleva ya juntado mucho dinero con aportes de a 4.000 pesos, 10.000 pesos o lo que cada uno quiera aportar. Son privados aportando a una causa que en este caso también es privada pero sin fin de lucro: el amor del hincha por su club. En el mundo este método de juntar dinero se llama crowdfunding, es decir, juntar plata en masa. Y es muy utilizado para causas sociales.

Ante el éxito del método Maratea algunos dicen que si él logra solucionar la deuda de Independiente, entonces que junte dinero para pagar la deuda externa. ¿Puede ser esa una solución para la Argentina? Parecería un poco mucho, pero el método sirve para aprender y reflexionar. Muestra la capacidad que los individuos tienen para gestar algo colectivo. Las decisiones micro que hacen a la macro.

Mancur Olson en su famoso paper de 1989 publicado en The American Economic Review ya establecía las bases para pensar la macroeconomía en base a las decisiones micro tanto de la política pública como de las instituciones y personas. Son las decisiones de los individuos las que finalmente cuentan más que los grandes agregados. Y Maratea apuesta a esas personas y su voluntad individual para crear acciones colectivas muy potentes que puedan solucionar grandes problemas. Entonces no es tan loco pensar que a partir de decisiones individuales se podrían gestar acciones colectivas que puedan ir solucionando ciertos problemas de Argentina. ¿Hay capacidad para hacerlo?

Acciones colectivas a lo largo de la historia argentina e internacionalmente

Argentina tiene algunos ejemplos muy positivos sobre colectivos realizando grandes obras. Varias colectividades de inmigrantes se organizaban privadamente para ayudarse mutuamente en cuestiones de salud, de desarrollo o asistencia. Algunos de los más importantes hospitales en grandes ciudades son de colectividades de inmigrantes. Las sociedades de socorros mutuos son otro ejemplo. También los pioneros en el conurbano bonaerense fundaban sociedades de fomento con la misma lógica de acciones colectivas a partir de decisiones individuales de aquellos que voluntariamente aportaban a un bien común a todos. En las provincias y particularmente en zonas rurales desde hace mucho que las cooperativas agrupan a productores en pos del beneficio colectivo. Fueron el motor del desarrollo de muchos pueblos y regiones productivas. Un fenómeno privado con fines públicos. Muy distinto al concepto que hoy se popularizó con las cooperativas de desocupados que realizan trabajos públicos principalmente en la región del AMBA. Mismo nombre pero muy distinto origen y funcionamiento.

Las personas en Argentina han sido siempre capaces de aportar individualmente a causas comunes. Y la fuerza de la suma de esos esfuerzos es inmensa, como está siendo por ejemplo el resultado de la colecta que está haciendo Maratea. Y si de ejemplos se trata, podemos citar otro con una lógica que muestra la capacidad individual pero con un resultado muy triste para nuestra historia. En el 2002 mediante el mecanismo llamado de pesificación asimétrica se generó una transferencia de riqueza inmensa de infinidad de pequeños ahorristas a pocos grandes acreedores. Bien lo explican los mismos Remes Lenicov, Todesca y Ratti en el artículo que publicaron en 2003 en "Archivos del Presente" Año 8 número 31, páginas 81 a 100. Es un ejemplo triste pero que mostró que casi todos tenían algún tipo de capacidad de ahorro y que lo tenían guardado en los bancos. Lamentablemente en vez de incentivar a utilizar ese dinero para que ganen todos, se lo usó para que pierdan muchos y ganen algunos pocos.

Internacionalmente hay dos ejemplos muy claros de la capacidad de los privados para financiar o costear acciones colectivas. Por un lado, el gobierno de Estados Unidos desde su independencia utiliza los fondos privados para financiar guerras, recesiones o diversos programas que necesitaban de financiamiento. Su deuda llega hoy al 124% de su PBI de lo cual el 78,22% está en manos de privados (24,61 trillones de dólares de los 31,46 totales). Es una masa de dinero inmensa que los privados han aportado para financiar acciones colectivas, en este caso del gobierno de Estados Unidos. Buenas o malas esas políticas, fueron los privados quienes las costearon.

Por otro lado, en el norte de Italia está tal vez el mejor ejemplo de cooperativismo en el mundo. Robert Putnam en su famoso libro "Para que la democracia funcione" describe muy bien como por ejemplo en la Emilia Romana las empresas y emprendedores se agrupan en clusters y en colaboración con el Estado local forman agrupamientos productivos de alta calidad, productividad y que aportan al bien común de la región. Y si bien el Estado tiene un importante rol, son los privados los que hacen que la cosa funcione. Cada uno aportando algo generando acciones colectivas sustentables en el tiempo.

El Estado en su rol de generar las condiciones e incentivos para crear acciones colectivas exitosas

Por lo visto hasta ahora se podría responder que Argentina si tendría la capacidad individual para gestar grandes acciones colectivas que puedan dar respuesta a ciertos problemas de Argentina. Y siguiendo el método Maratea, el Estado podría cumplir el rol de generar las condiciones para incentivar a los privados a invertir en ciertas empresas colectivas.

En un artículo publicado el mes pasado en El Cronista comenté que en los próximos años habría oportunidades para el país en la explotación de sectores aún no desarrollados como el litio y otros minerales, el hidrógeno, el mar, y otros emprendimientos relacionados con el agua, Vaca Muerta y otros combustibles, la expansión de la frontera agrícola-ganadera y más. Para que esos emprendimientos atraigan inversiones y se hagan realidad, el Estado tiene que generar condiciones macroeconómicas, legales, laborales, de infraestructura, posicionamiento en mercados internacionales y otros para hacerlos viables. Pero aún así, ¿la inversión sólo tiene que venir de afuera? Ahí es donde la evidencia presentada aquí puede dar esperanza que parte de esa inversión está en Argentina en manos de cientos de miles de argentinos. Generadas las condiciones e incentivos correctos, el dinero está. Y como muestra la colecta de independiente, de a muchos pequeños aportes se puede juntar mucho.

La clave estará entonces en generar dichas condiciones. Y en crear también esas oportunidades dónde invertir para destrabar la capacidad de inversión por ahorro privado que está distribuía entre los argentinos de a pie. Pero sin volver a defraudar la confianza de los pequeños ahorristas. Obviamente que toda inversión privada tiene su riesgo, se puede ganar más o menos. Lo que no puede volver a pasar es que se pierda todo como ha pasado en otras tantas oportunidades en la historia argentina. Hechas bien las cosas, el argentino apuesta, y el método Maratea lo confirma.