Ante la emergencia derivada de la pandemia de Covid-19, los modos de operar de muchas organizaciones se vieron modificados. Algunas pudieron continuar operando y las que debieron frenar la actividad, total o parcialmente, no están exentas de volver a la nueva normalidad cuando las autoridades así lo consideren. Para ese momento, será fundamental contar con un plan adecuado para mitigar los riesgos de incumplimiento y de contagio, cuidando la salud de colaboradores, así como también de la compañía en general.

Actualmente, los riesgos de contagio son elevados y sus consecuencias importantes. Los impactos producidos por contagios pueden traer aparejados juicios laborales, interrupción del negocio, conflictos y pérdida de clientes, sanciones, clausuras y un potencial daño reputacional. Por estos motivos, merecen una atención muy particular.

Para comenzar, existen una serie de actividades o acciones de base para cualquier compañía de tamaño mediano o grande. Es sumamente importante el armado del comité de crisis, es decir, un grupo de personas que puedan llegar a tener comunicación con toda la estructura, capaces de trazar y hacer extensiva la estrategia adoptada, a través de planes de capacitación y concientización.

Pero no sólo se debe intentar asegurar los controles dentro de la organización, sino que los terceros con los que se opera la misma pueden extender el riesgo hacia límites difusos. Por eso también es importante trabajar en una registración de las acciones que se van tomando.

Una Auditoría de Cumplimiento, certificada bajo la norma ISO 19011, puede servir a las organizaciones para cubrirse ante posibles amenazas. Con ellas, podemos auditar los protocolos, la gestión y cómo se fueron implementando todas las prevenciones y cuidados para que no ingresen personas con síntomas o, en caso de que hayan ingresado, qué acciones se tomaron para minimizar los riesgos.

Si consideramos que la legislación es mucha, dinámica, y va cambiando de país en país, de acuerdo a las diferentes provincias o estados, municipios y zonas, el riesgo se multiplica y la capacidad de cumplimiento se ve más comprometida aún.

Las acciones de prevención deben ser dinámicas y flexibles, adaptándose al contexto, partes interesadas y riesgos de cada organización. Un programa de adecuación y control de bioseguridad Covid-19, podría constar de los siguientes pasos y actividades:

  • 1. Análisis de contexto: resulta necesario comprender de manera detallada el contexto interno y externo, el rubro o actividad desarrollada, las partes interesadas y su influencia en la organización. Su presencia y dispersión geográfica (a nivel nacional y si fuera necesario internacional).
  • 2. Análisis de la situación actual: es un análisis más teórico. Si están trabajando en la actualidad, bajo qué modalidad lo hacen. Se trata de revisar qué medidas ha implementado la entidad (protocolos, análisis de riesgos, selección del set de EPPs -elementos de protección personal para sus distintos grupos de colaboradores), medidas solicitadas y exigidas a terceros, medidas que se le solicita a la organización por parte de su casa matriz (si fuera el caso) o sus clientes relevantes, y se revisará que se encuentren alineados con los requerimientos legales, buenas prácticas en general y en la industria específica, y estándares probados en los lugares más avanzados del mundo.
  • 3. Revisión de campo: será complejo que un equipo que asesore en la implementación de buenas prácticas de bioseguridad pueda cumplir con su cometido si no puede realizar una “inspección ocular , hablar con los reales actores (quiénes están desempeñando la actividad en cuestión). Normalmente durante las recorridas se visualizan importantes desvíos que deben ser corregidos, y, si fuera necesario, brindar alertas tempranas será una acción vital por parte del asesor.
  • 4. Conclusión / Certificación: producto de los pasos precedentes se deberá realizar una presentación a las máximas autoridades con poder de decisión y acción, conteniendo el nivel de cumplimiento por locación, áreas, sectores, líneas de producción, etc. Las observaciones, oportunidades de mejora y no conformidades identificadas merecerán un Plan de Acción que deberá ser implementado.
  • 5. Se trabajará en el desarrollo de planes de acción y un tablero de implementación con prioridades. A diferencia de otras prácticas, cuando existe una oportunidad de mejora para evitar contagios, y esta se ha plasmado en un informe, puede resultar un antecedente jurídico de “culpabilidad por la falta de abordaje oportuno. Entonces ¡Mucho cuidado con este punto!
  • 6. Mantenimiento: asistencia durante 60 días en la confección y actualización de una “Matriz de Riesgos y Controles de Bioseguridad y una “Matriz Legal , pues sobre la base de la primera se articularán mejor las futuras auditorías de cumplimiento. En tanto la segunda servirá para realizar un seguimiento diario de la normativa y su correspondiente actualización en los distintos lugares donde opera la entidad.

En todos los casos, si bien es responsabilidad de cada organización diseñar las políticas, protocolos y rutinas más adecuadas para cada situación, se recomienda siempre hacer uso del enfoque preventivo más eficaz: la responsabilidad individual para garantizar la seguridad global. Para ello, la formación, comunicación y concientización -claves de la “gestión de cambio cultural, - son fundamentales para que la implementación de medidas de bioseguridad logre el objetivo buscado.