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La aparición de un perfil de rede sociales llamado Mint by Shein y la visibilidad de sus dos locales en la capital han activado las alarmas entre gremios y comerciantes. Shein, conocida por su modelo de fast fashion y precios agresivos, todavía no ha anunciado una operación oficial en Colombia, pero la percepción de entrada ya genera reacciones.
Los vendedores tradicionales temen que una llegada formal del gigante chino altere los precios y la dinámica del sector textil nacional. La combinación de bajos costos, logística directa y alta rotación de producto que caracteriza a la marca sugiere un choque con el comercio que paga arriendo, impuestos y costos laborales.
Comercio local en alerta por Shein
Los testimonios de comerciantes muestran preocupación por la capacidad de competir con precios importados. En otros mercados (como México y Brasil), los puntos de venta físicos y showroom de la marca han ganado clientela ofreciendo precios que muchos minoristas locales no pueden igualar.
Ante ese panorama, representantes de gremios piden medidas concretas: desde ajustes arancelarios hasta incentivos para reducir costos de energía y financiamiento a la confección nacional. La discusión no solo es económica: también incluye aspectos regulatorios y de cumplimiento legal.
Regulación y confusión de marca en Colombia
La cuenta Mint by Shein ilustra un fenómeno distinto: no se trata de una tienda oficial, sino de una emprendedora que importa y revende productos de la plataforma. Aunque legal si cumple aduanas, el uso del nombre Shein en fachadas y redes genera confusión en consumidores.
Esta situación revela dos vacíos: la falta de una regulación clara frente a modelos híbridos (digital + físico) y la necesidad de verificar la procedencia real de los puntos de venta que prometen ser oficiales.
Los comerciantes con un ojo en el futuro
Aunque por ahora la presencia de Shein en Colombia es mayoritariamente digital, su influencia ya se siente en tendencias de consumo y en estrategias de precios. La llegada, real o percibida, obliga a comerciantes y autoridades a preparar respuestas técnicas y políticas.
La discusión sobre aranceles, protección de la confección nacional y control del uso de marcas en locales es urgente si se quiere equilibrar competencia y sostenibilidad del comercio local.