Investigadores internacionales hicieron un descubrimiento que pone en duda la teoría clásica del origen de la Luna. Según este enfoque renovado, el choque que generó el satélite natural no fue producto de un encuentro al azar, sino de cuerpos formados en la misma región del disco protoplanetario.
El hallazgo, basado en análisis geoquímicos y modelos de formación planetaria, sugiere que la composición de la Tierra y del objeto precursor de la Luna comparte orígenes comunes. Eso explicaría coincidencias en elementos clave y obliga a repensar cronologías y mecanismos en los albores del sistema solar.
Nuevos análisis podrían cambiar los orígenes de la Luna
Los estudios compararon abundancias de metales y isótopos en muestras terrestres y en registros de la Luna, y propusieron que muchos de los bloques que construyeron ambos cuerpos provenían del interior del sistema solar. El resultado es coherente con escenarios donde los planetesimales vecinos convergen y colisionan tras una etapa de migraciones y mezclas locales.
Este enfoque ofrece una explicación más ordenada de por qué la Luna y la Tierra muestran similitudes químicas que la teoría del impacto casual tenía dificultades para justificar. También implica que la formación no fue un único evento aislado sino parte de un proceso regional más amplio.
El hallazgo cambiaría la historia planetaria
Si se confirma el nuevo modelo, los libros de texto sobre la formación planetaria deberán actualizarse: la génesis de la Luna pasaría a ser un capítulo de un proceso colectivo de acreción y redistribución de material en la vecindad orbital terrestre, no solo la consecuencia de una colisión accidental.
La reinterpretación afecta además a cómo entendemos la evolución temprana de la Tierra (su masa, su manto y la distribución de hierro) y plantea preguntas sobre la frecuencia de eventos similares en otros sistemas planetarios observables.
Polémica y mayores chequeos sobre esta teoría
La comunidad científica acoge con interés el estudio, aunque advierte que todavía quedan piezas por resolver: hace falta ampliar las muestras, perfeccionar modelos dinámicos y conciliar discrepancias en datos isotópicos. La discusión activa es saludable y marcará las próximas campañas de muestreo y simulación.
A corto plazo, los investigadores planean nuevas mediciones y simulaciones para contrastar el escenario regional frente al clásico impacto aleatorio. De confirmarse, el descubrimiento reescribirá capítulos enteros sobre el origen de la Luna y el desarrollo del sistema solar.