La estación de trenes de Hongyancun, en China, se ubica a 116 metros bajo la superficie, lo que la convierte en la estación de metro más profunda del planeta. El descenso hasta el andén se realiza mediante ocho escaleras mecánicas que transforman la llegada al tren en una experiencia notable.
Chongqing es una ciudad montañosa de 32 millones de habitantes donde la topografía dicta soluciones de ingeniería poco convencionales. La combinación de valles y elevaciones obligó a diseñar infraestructuras que integran profundidad, acceso y conexiones entre líneas.
Récords y antecedentes
Arsenalna, en Kiev, ostentó durante décadas el título de estación más profunda con 105,5 metros, reflejo de cómo la geografía condiciona el metro. Hongyancun superó ese registro y se alzó como nuevo referente del subsuelo ferroviario.
Hongyancun tiene seis entradas y da servicio a la Línea 9 del metro de Chongqing; las estaciones Hongtudi y Liyuchi, en la Línea 10, completan una lista de paradas con profundidades notables dentro de la red local.
Geografía y soluciones constructivas
La geografía de Chongqing, montañas, ríos y cañones, obligó a combinar líneas de tren pesado y monorriel, y a integrar estaciones en entornos urbanos complejos. En algunos puntos, el trazado atraviesa edificios o se inserta en pendientes pronunciadas.
El diseño emplea largos recorridos verticales y sistemas de ventilación y evacuación adaptados a grandes profundidades, con materiales y procedimientos pensados para garantizar seguridad y durabilidad bajo condiciones particulares.
Experiencia del pasajero y relevancia urbana
Bajar hasta la estación es vivir un tramo más del viaje: pasarelas, largos tramos mecánicos y la percepción de habitar capas distintas de la ciudad. La estación ofrece acceso eficiente pese a su distancia vertical.
Las obras en Chongqing evidencian cómo la ingeniería puede responder a ciudades fragmentadas por el relieve, y cómo una red de transporte se convierte en herramienta de cohesión urbana y movilidad en entornos difíciles.