

El papa León XIV asumió el domingo pasado al frente del Vaticano y, en ese marco, brindó su primera homilía al frente de la Santa Sede, luego de ser recibido por cientos de dirigentes mundiales de distintos continentes. En este marco, el nuevo sumo pontífice dio una triste declaración sobre su rol como gobernador del Vaticano: "Soy un indigno sucesor".
Fue bajo ese escenario que León XIV se calificó como un indigno sucesor de san Pedro: "El papa, desde san Pedro hasta mí, su indigno sucesor, es un humilde siervo de Dios y de los hermanos, y nada más que esto". Estas palabras pueden ser miradas de reojo y con cierto dejo de tristeza entre los fieles de la Iglesia Católica.
En la misma línea, agregó: "Lo han demostrado bien los ejemplos de muchos de mis predecesores, como el del papa Francisco mismo, con su estilo de total dedicación al servicio y de sobria esencialidad de vida, de abandono en Dios durante el tiempo de la misión y de serena confianza en el momento del retorno a la Casa del Padre".

El papa León XIV definió su futuro al frente de la Iglesia: "Soy un indigno sucesor"
Con estas palabras, además, el papa León XIV demuestra cierta voluntad de continuar con el legado pastoral de humildad y vocación servicial que caracterizó al papado de Francisco. Despeja, así, ciertas dudas respecto a la postura que Prevost podría tomar respecto de los lujos y la ostentación en el Vaticano.
"Recojamos esta valiosa herencia y retomemos el camino, animados por la misma esperanza que nos viene de la fe", concluyó el Santo Padre en uno de los pasajes de su gran discurso de asunción, para no despejar dudas sobre sus elogios hacia el mandato del papa Francisco.

El papa León XIV redefine su papado: un cambio de nombre y una cruz relicario singular
El papa León XIV, anteriormente conocido como Robert Prevost, ha marcado su pontificado con símbolos profundamente personales y espirituales. La elección de su nombre, por ejemplo, rinde homenaje a papas anteriores que se destacaron por su vocación centrada en la justicia social y la renovación eclesial.

En su retrato oficial, además, León XIV aparece con una cruz pectoral dorada que contiene reliquias de santos agustinos, otro símbolo que marca su identidad religiosa.












