

Un nuevo estudio publicado en Nature Communications revela por qué ciertas especies marinas, como las ballenas, presentan una esperanza de vida excepcionalmente larga, desvelando adaptaciones evolutivas únicas que podrían considerarse la clave de la "vida eterna" en la naturaleza.
La investigación fue liderada por el Instituto de Biología Evolutiva (IBE) y el CREAF (Centro de Investigación Ecológica y Aplicaciones Forestales), en colaboración con la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB), el CEAB-CSIC y la Universidad de Barcelona (UB).

El trabajo científico concluye que los animales que evolucionaron de hábitats terrestres al medio marino desarrollaron estrategias de vida más lentas, favoreciendo su longevidad.
El secreto de la vida eterna: ¿Por qué vivir en el mar prolonga la existencia?
Los científicos explican que el entorno marino impone retos únicos: encontrar alimento en un espacio vasto y hostil, soportar temperaturas extremas y protegerse de depredadores.
Estos desafíos han impulsado a las especies marinas a desarrollar adaptaciones evolutivas que reducen el riesgo de mortalidad y promueven la conservación corporal, prolongando así sus ciclos vitales.
Ejemplos de longevidad extrema
Ballenas jorobadas: no alcanzan la madurez sexual hasta los 10-15 años y solo tienen una cría cada varios años.
Mamíferos marinos y aves marinas: presentan metabolismo más lento y un ritmo reproductivo pausado, lo que favorece la longevidad.

Según Daniel Sol, investigador principal del estudio, "la evolución de vidas lentas no depende solo del tamaño o del riesgo de muerte, sino también de la adaptación a nuevos entornos como el mar".
Este es el precio de una vida larga
Sin embargo, estas estrategias de vida lenta que han favorecido la supervivencia durante millones de años, hoy representan una desventaja frente a amenazas humanas.
La contaminación acústica, los derrames de petróleo, las colisiones con barcos y las redes de pesca ponen en riesgo a estas especies, cuya lenta reproducción impide una recuperación rápida de sus poblaciones.

El estudio advierte que las especies marinas longevas no tienen tiempo suficiente para adaptarse evolutivamente a las amenazas modernas. Su éxito pasado podría convertirse en su mayor debilidad en el contexto del cambio climático y la actividad humana.
Fuente: EFE












