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Juan Pablo I hasta ahora solo ha sido recordado por su breve pontificado, de 33 días,y por las versiones conspirativas sobre su muerte en 1978, que van desde el envenenamiento hasta un asesinato ejecutado por la mafia.
Su nombre hoy vuelve a la escena mundial por un acontecimiento trascendental e inexplicable ocurrido en la Argentina en 2011: la curación de Candela Giarda, una chica de 11 años que estaba al borde de la muerte por un grave problema de salud. Por este hecho,considerado un milagro, el Papa Francisco lo beatificará el próximo 4 de septiembre.
‘¿Qué han hecho? Juan Pablo I. Conspiración en El Vaticano y milagro en la Argentina' (Catarsis), publicado por las autoras Nunzia Locatelli y Cintia Suárez, reconstruye esta historia. El libro presenta al mundo "el milagro argentino" tras una larga investigación y testimonios exclusivos sobre un hecho cuyos protagonistas son una niña de Paraná, un sacerdote porteño y Juan Pablo I.
Nunzia Locatelli, periodista italiana graduada del Magisterio de la Universidad Católica de su Milán natal, dialogó con El Cronista sobre el flamante libro y los secretos detrás de un Papa olvidado, visto en el imaginario colectivo como "el papa asesinado".
"Es una casualidad que la noticia del milagro llegara a nosotras hace unos años. Nuestros temas son siempre buscar personajes desconocidos, que la historia dejó sepultado. Mi idea es ir al rescate de personajes que no tuvieron justicia, que permitieron a otros tener luz mientras ellos quedaron en la sombra. Albino Luciani es uno de ellos", cuenta la también autora de ‘Mama Antula. La mujer más rebelde de su tiempo' (Planeta).
El milagro argentino
Juan Pablo I será beatificado por el milagro ocurrido con Candela Giarda, una joven oriunda de Paraná que a los 11 años sufrió una encefalopatía que la dejó al borde de la muerte. Internada en la Fundación Favaloro de la Ciudad de Buenos Aires, los médicos le informaron a su madre, Roxana Sosa, que no sobreviviría a esa noche.
Muy creyente y habitué de la Parroquia Nuestra Señora de la Rábida, Roxana corrió en busca del Padre José Dabusti. El sacerdote acudió a la clínica y rezó en la habitación de Candela, invocando a Juan Pablo I. La niña pasó la noche y, al otro día, los médicos no pudieron explicar la mejoría que había experimentado.
Candela Giarda hoy tiene 22 años y es una mujer sana, que estudia y trabaja, lleva una vida totalmente normal y no toma ninguna medicación. En unos meses, acudirá junto a su madre, el Padre Dabusti y las dos autoras del libro a la beatificación de Albino Luciani en la Plaza San Pedro del Vaticano.
"Este milagro lo vuelve a poner en escena pero con una luz diferente, ya no como lo que todos piensan en el imaginario colectivo de un 'papa envenenado, que lo asesinaron'. El milagro le permite posicionarse como un nuevo beato de la Iglesia, y no como un papa que fue beatificado. Fue el último que se tomó en consideración y esto fue gracias al Papa Francisco, ya que el milagro ocurrió en su tierra natal", aseguró la periodista.
El nexo entre los papas Juan Pablo I y Francisco
Para Locatelli, muchas similitudes unen al último Papa italiano, Albino Luciani, con el Papa argentino, Jorge Bergoglio.
"Él fue como un antecesor del Papa Francisco, porque era una persona extremadamente humilde. Él no quería celebraciones y hasta hizo cancelar coronaciones. La famosa tiara de tres pisos no se utilizó nunca más en la historia, el último fue Pablo VI, y ahora está en una Iglesia en Washington. Tampoco quería usar los típicos zapatos rojos de Papa. Le hablaba a la gente con mucha espontaneidad y lo menospreciaban porque usaba términos de catequista, como si su público fuese de una aldea, cuando en realidad hablaba a todo el mundo", explica Nunzia Locatelli.
Elegido en 1978, Juan Pablo I fue el protagonista del primer conclave emitido por televisión. "Parecía simple y eso no caía bien a los intelectuales de Venecia, porque había sacado todas las celebraciones, pero él preparaba sus discursos, los estudiaba, los decía de memoria. Se acercó mucho a los fieles y se presentaba como ‘el padre Albino', como disminuyéndose en su cargo", agrega la autora del libro, que cuenta con prólogo de Carlos Pagni.
En este sentido, lo compara con Francisco: "Ninguno quería ocupar un cargo tan importante, ambos eran felices rodeados de la gente más humilde y siempre rechazaron todo tipo de tratos especiales, condecoraciones o lujos".
‘¿Qué han hecho?': por qué se titula así el libro
‘¿Qué han hecho?' es una frase de Juan Pablo I cuando recién fue elegido Papa, según explicó Locatelli.
"Juan Pablo I dijo que los años más lindos de su vida fueron cuando era cura. Cuando le ofrecieron cargos importantes, él sufríó mucho, lo veía como una carga aunque era una persona muy culta y preparada. Cuando lo eligieron Papa, él se sentía muy inseguro. Los cardenales tuvieron que convencerlo para que aceptara el cargo y cuentan que, cuando lo eligieron, se puso muy pálido y se hizo muy chiquito en una silla. Lo acepta casi con pena y luego sale al balcón a saludar a los fieles. Cuando entra dice un poco en broma y un poco en verdad: '¿Qué han hecho? Que Dios los perdone por lo que han hecho'".
Según Locatelli, que estudió no sólo la vida sino los gestos, la personalidad y la postura de Luciani, "él se sentía muy solo y sentía que era mucho cargo".
"'Tendrían que haber elegido otro Papa', dicen que se lamentó. Sentía que estaba usurpando el lugar de otro, de un extranjero, que era Juan Pablo II. Él tuvo la premonición de quién debía ser el próximo Papa", concluyó la periodista.
