En una economía enrarecida, las paritarias se están sumando a una tendencia de soluciones sui generis. Los gremios tratan de cubrirse de escaladas de precios, evitar el pago del Impuesto a las Ganancias por sueldos que solo son altos en comparación con los sectores más desfavorecidos y, en el mejor de los casos, sumar algunos de los puntos perdidos en 2022.
Uno de los cambios más visibles en las negociaciones es el acortamiento de los plazos, en un entorno de inflación acelerada. Los periodos de seis meses se redujeron primero a cinco -fue el caso, por ejemplo, del Sindicato del Seguro, que acordó por el plazo febrero-julio-, y ahora hay gremios, como la Unión Obrera Metalúrgica (UOM), que cerraron por un tramo de tres meses, con la posibilidad de actualizar en junio, según la evolución de precios. La negociación de los metalúrgicos contempló una suba del salario del 18% para el trimestre abril-junio, dividido en dos tramos: 10% en abril y el 8% restante en mayo, con el compromiso de volver a sentarse a discutir en el sexto mes del año.
Otra herramienta introducida en las últimas tratativas es la desgravación del Impuesto a las Ganancias de algunos componentes como las horas extra o, inclusive, la incorporación de algunos ítems, como lo hizo la Asociación Bancaria, que firmó un acuerdo por un 32,5% para el período enero-mayo, con el agregado de una suma extraordinaria de hasta $ 450.000 para compensar el Impuesto a las Ganancias, aunque las entidades financieras la presentaron como un bono por trabajo en pandemia. El aumento se cobrará en cuatro tramos hasta mayo, con un ajuste del 0,7% para la paritaria 2022.
"Lo más relevante son los acuerdos trimestrales. Es el gran problema que se está viendo desde el año pasado. Lo que sucede es que hay precios que antes no se ajustaban de manera frecuente, como las cuotas de las prepagas o de los colegios, que hoy aumentan casi todos los meses", describe Camilo Tiscornia, director de C&T Asesores Económicos. "Los salarios van moviéndose en consecuencia y, a su vez, potencian la inflación, con lo cual, se da una señal de agravamiento del proceso inflacionario argentino y lo difícil que va a ser salir de esto", añade.
Para Julián de Diego, director del Posgrado en Recursos Humanos de la Escuela de Negocios de la Universidad Católica Argentina (UCA), "el problema más importante es la inflación y el bajo monto del mínimo no imponible de Impuesto a las Ganancias". "Por eso se dan estos acuerdos extraños", ratifica.
De Diego coincide en que estas negociaciones entrañan un riesgo. "Uno de los más importantes es que la evolución de la inflación empiece a tener como motor, como mecanismo de activación, los propios acuerdos firmados por las paritarias", alerta. "¿Qué es lo que ocurre cuando hay aumentos salariales seguidos? Que las remarcaciones son más frecuentes, porque las empresas remarcan para poder cubrir los incrementos de costos", define.
Sin embargo, aduce que "es difícil tomar posición, porque más de la mitad de la población que está trabajando en blanco está por debajo de la canasta familiar del Indec, es decir, con un salario inferior a los $170.000". "Entonces, hay una presión muy grande que obliga a los sindicatos a conseguir un aumento lo más alto posible, con el consecuente riesgo de las paritarias hiperinflacionarias", completa.
De Diego marca las desigualdades entre sectores. "Esas diferencias provienen del nivel de desarrollo que tiene cada industria. Los sectores del petróleo, petroquímicos, aceites, bancarios, minería, tienen salarios altos, pero en la otra punta están por debajo de la canasta básica", indica. Y precisa: "El salario más bajo del mercado lo tiene los empleados de comercio, que son dos millones de personas, mientras que el gremio de los bancarios, que tiene sueldos altos, congrega a menos de 90.000 empleados".
Emiliano Anselmi, economista Jefe de Portfolio Personal Inversiones (PPI) considera que no se puede descartar que los periodos de vigencia de los acuerdos de paritarias se abrevien aún más. Recuerda que, según indicadores oficiales, la inflación de enero fue del 6%, al tiempo que la de febrero ascendió a 6,6%. En marzo, el número llegó a 7,7%, lo que da un 21,7% acumulado el trimestre y 104,3% anual. Si anualizamos el mes te da 143,55 y el trimestre 119,34%."Si a esa proyección empezara a subir a 150%, los acuerdos podrían ser bimestrales", prevé. Y recuerda que durante la hiperinflación de 1989 hubo acuerdos semanales.
Respecto de la desgravación de Ganancias de algunos componentes de los ingresos de los trabajadores formales, señala que tienen poco impacto. "Benefician a 600.000 trabajadores, de un universo de 9,7 millones que están en blanco, tanto en el sector público, como en el privado, que a su vez son parte de los 18 millones de la Población Económicamente Activa (PEA). Es ínfimo", afirmó.
Esta nota se publicó originalmente en el número 352 de revista Apertura.
