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La Argentina es uno de los grandes productores de arroz a nivel regional. Durante la última campaña 2021/2022 se alcanzaron las 1.419.000 de toneladas. Y uno de los pioneros en la producción primaria de este cereal en el país también es responsable de la etiqueta más conocida en la góndola. Arroz Gallo nació hace más de 100 años y hoy está en manos de un holding alimenticio que amplió su portafolio hacia nuevos segmentos.

En 1905 Luigi Frugone y César Preve se asociaron para constituir la Sociedad Arrocera y Almidonera en Argentina. Ese mismo año no solo nació Gallo sino que también construyeron uno de los primeros molinos arroceros del país, ya que hasta entonces la materia prima era importada desde Europa. La compañía formó parte del grupo inicial de cultivadores de arroz con cáscara y productores de semillas en la Argentina.

Crecimiento

La sociedad Frugone y Preve luego amplió su estructura y en 1937 compraron un terreno en Corrientes que hasta ese momento estaba ocupado por la colonia Nueva Valencia. Ahí instalaron su producción de arroz y una fábrica de elaboración. En esa planta llegaron a trabajar más de 900 personas, según constatan medios correntinos de la época.

En los 60 empezaron a agrandar la familia de productos Gallo. Primero llegó el arroz Doble Carolina en 1963 y cinco años después debuta el Oro. Este fue el primer arroz parboil del mercado local a partir de un trabajo de la firma con tecnología propia. Se trata del arroz "que no se pasa ni se pega" ya que es sometido a un proceso con vapor que elimina el almidón del grano.

A estos productos se les sumaron el Doble Oro en 1980 y los risottos en 1984. Ocho años más tarde agregaron el Gallo Oro Quick. Pero a fines de los 90 la compañía entró en un proceso de venta.

Venta

Los hermanos Alberto, Mario y César Preve eran las caras visibles de la empresa. En 1997 iniciaron negociaciones y auditorías para evaluar una posible venta total o parcial de La Arrocera Argentina SA a un grupo empresario. Según consignó La Nación en aquel momento, el interesado que picaba en punta era el fondo estadounidense West Sphere.

Sin embargo, quien se quedó con la compañía fue Química Estrella que pagó u$s 31,6 millones financiados con deuda de corto plazo. Gallo se transformó en una de las marcas más importantes dentro del mix del grupo. Incluso el entonces presidente de la firma, Rodolfo Kirby, le aseguró a Perfil en 2007 que la etiqueta era su "negocio más grande".

A fines de 2007 Molinos Río de la Plata adquirió la totalidad de Química Estrella y todas sus marcas. Dos años después relanzaron su línea de risottos con arroz Carnaroli. Después llegó el momento de agrandar la familia.

En junio de 2012, el holding de la familia Perez Companc desembolsó u$s 15 millones para quedarse con la marca de snacks Chocoarroz y eso se convirtió en la punta de lanza para ampliar el portfolio de Gallo. Un año más tarde lanzaron la línea Gallo Snacks con bizcochos dulces y salados. En 2014 presentaron las obleas y en 2015 debutó la Chocobar.