¿Por qué elegir para esquiar y disfrutar de la nieve un centro de esquí con pocos servicios cuando muy cerca están disponibles Chapelco o Cerro Bayo? Hay varias maneras de responder: la primera es que no hay ninguna ley que obligue a privarse de visitar varios sitios. Como se hace en el verano, aprovechar la nieve de primavera en Chapelco y escaparse a conocer el cercano Batea Mahuida es ampliar la paleta de colores. Pero también hay quienes buscan vivir de nuevo ese espíritu de montaña tan especial en el que hay menos marcas, menos modelos, menos platos gourmets y más guisos; ese aire de estar en contacto con la naturaleza de modo más artesanal. Para los que buscan volver a esos tiempos de pioneros cuando en cada ciudad se animaban a la nieve con más pasión que glamour, Batea Mahuida es una opción ideal.

Tanto desde Neuquén como desde Chapleco, aeropuertos de referencia, el primer punto que se debe alcanzar es la pequeña ciudad de Aluminé. Poblado de casi 4000 habitantes, rodeado de explotaciones ganaderas, emprendimientos forestales y servicios turísticos, es el paso previo para conocer Villa Pehuenia y los lagos, ríos y parajes agrestes que la circundan: Ruca Choroi, Carri Lil, Lonco Luan, Moquehue, Ñorquinco, Quillén, Pulmarí y Lago Hui Hui.

Allí, entre araucarias, aparece el parque de nieve administrado por la comunidad mapuche, de nombre Puel, que amerita una visita, aunque más no sea para saber de qué se trata este agradable resabio del país de las Manzanas. Finalmente, Batea Mahuida es el nombre de un cerro de 1900 metros sobre el nivel del mar, ubicado a solo ocho kilómetros de Villa Pehuenia. En lo que respecta a la infraestructura, el cerro cuenta con dos medios de elevación: un T-Bar de 600 metros y un poma de 200 metros, que alimentan pistas de 600 y 300 metros de largo. Pero además es posible encarar salidas con motos de nieve o paseos en trineos tirados por perros.

Es, de hecho, el sitio perfecto para familias y para principiantes, aunque también puede seducir a esquiadores y montañistas con experiencia que busquen una buena oferta de senderismo invernal. El recorrido abarca gran diversidad de paisajes, ambiente volcánico, mallines, bosques de araucarias, dos lagunas enclavadas en el volcán y dos miradores. También se puede llegar en vehículo hasta unos 300 metros del cráter del volcán.

Los trazados de pistas fueron hechos originalmente por Abel Balda, un coronel retirado con gran experiencia antártica y en los Andes. Hace casi 15 años se eligió ubicar los circuitos en los faldeos con mayor acumulación de nieve y más reparados de los vientos. La pista principal llamada Monkol (nombre cultural y natural del lugar donde está el T-bar) tiene 700 metros de longitud y se encuentra a 1700 metros sobre el nivel del mar.

Chankin es otra de las pistas, más corta y que oficia de espacio para principiantes y para los más chiquitos. Además, posee una pista de trineos que sí es exclusiva para niños.
En cuanto a los servicios, hay en la actualidad un edificio de 180 metros cuadrados en el que funciona la venta de pases y el alquiler de equipos. Además, año a año se han mejorado la confitería-restaurante, donde, además de los platos propios del parador de montaña, se sirven elaboraciones de la cocina regional a base de productos típicos como el piñón, fruto de la araucaria.