La grieta en el Mercosur tiende a profundizarse por el TISA, el acuerdo que lidera Estados Unidos para liberalizar de manera más acelerada el comercio global de servicios. Uruguay pretende ahora adherir al acuerdo, en el que ya participa Paraguay.

El movimiento de China para entrar en la negociación estimuló a otros países a hacer lo mismo y ampliaría el aislamiento de Brasil en ese segmento del comercio global, que representó u$s 4 billones el año pasado.

La expectativa era que la decisión china empujara la adhesión de países del sudeste asiático. Pero Valor pudo que saber que quien entró primero en la fila para sumarse al Trade In Services Agreement (Tisa) fue Uruguay. EE.UU. lanzó la negociación en 2012 en respuesta al impase en las discusiones globales de la Ronda de Doha.

Las negociaciones en el Tisa apuntaban inicialmente a actualizar las reglas existentes en el Acuerdo de Servicios. Pero Estados Unidos y Japón sometieron recientemente las primeras ofertas de acceso al mercado, lo que generó compromisos efectivos para una mayor liberalización de parte de quienes participan.

Hasta hace poco tiempo, Brasil e India tenían a China de su lado en la resistencia a esa negociación, juzgando que eso disminuiría las posibilidades para un acuerdo en Doha y debilitaría el sistema multilateral.

La balanza de servicios de Brasil tiene un déficit estructural que aumentó desde 2007. En 2012, el rojo llegó a u$s 41.100 millones, cuando las importaciones alcanzaron u$s 80.900 millones. El sector incluye el financiero, telecomunicaciones, transportes, construcción, turismo y otros, y los socios reconocen que Brasil es relativamente abierto en el rubro.

Con Estados Unidos, la Unión Europea y próximamente China en el Tisa, Brasil no participará en la confección de las nuevas reglas de juego en el sector de servicios. Más adelante, la tendencia es que esas reglas se extiendan a todos los países.