La devaluación cambiaria registrada en los últimos meses en Brasil redujo el costo del trabajo de la industria en dólares, dejando al sector un poco más competitivo en el período, de acuerdo con cálculos de MB Asociados.

Aunque el alivio se ve con cierta reticencia por el efecto adverso del real más débil, como el encarecimiento de los insumos industriales, economistas y empresarios del sector evalúan que la moneda estadounidense más cara tiende a abrir una ventana para la recuperación de la industria, que reduce su exposición a la competencia de los productos importados.

En ese escenario, intentando no dejar escapar esa ganancia proporcionada por el cambio y en medio al enfriamiento del mercado de trabajo, la percepción es que los vientos en las negociaciones salariales, antes más favorables a los trabajadores, comienzan a soplar a favor de los empresarios.

El costo unitario del trabajo en dólares, en una estimación de crecimiento real del salario por encima de la productividad y que considera la variación del cambio en el período, retrocedió 6,1% en los doce meses concluidos en junio de este año, de acuerdo con MB Asociados. En este período, la tasa de cambio real se devaluó 9,24%.

Sin embargo, la menor presión de la mano de obra sobre los costos del sector industrial no se explica solamente por la pérdida de valor del real en relación a la moneda estadounidense, sino también por la influencia de factores internos. En el segundo trimestre, el costo del trabajo en reales fue 0,3% inferior al de igual período del año anterior, siempre descontando la inflación del período.

En doce meses, el indicador acumula una suba de 3,1%, pero la variación del costo de la mano de obra para la industria, en la moneda brasileña, es prácticamente la mitad de la suba de 6,4% observada en los doce meses concluidos en junio de 2012.

Entre los dos períodos, se registró un cambio en el comportamiento de la productividad. Entre 2011 y 2012, retrocedió 1,5%, mientras en los doce meses cerrados en junio de este año la relación entre la producción del sector y el número de horas trabajadas avanzó 1,3%. El crecimiento de la nómina salarial de la industria, que era de 3,5% a mediados del año pasado, fue más alto en igual período de este año, pasando a 3,8%.

Datos elaborados por Itaú Unibanco también muestran que los salarios en Brasil dejaron, este año, de ser los más altos entre un conjunto de países emergentes, situación que se observaba en 2012. Según datos que evalúan la escalada del dólar en la primera quincena de agosto, los salarios anuales per capita son inferiores a los de Rusia y más cercanos a los de México, en comparación con el año pasado.

El cambio también acortó la diferencia entre la remuneración de los chinos y brasileños, que cae de 70% a 21,8% considerando el cambio de 2012 y el actual, Sin embargo, cuando también se analizan los beneficios laborales legales, como plan de salud, por ejemplo, Brasil tiene el salario más alto dentro de un grupo de cinco países (que incluye India).

Sergio Vale, economista jefe de MB Asociados, evalúa que aunque la devaluación del cambio haya dado cierto alivio de costos al sector de manufacturas en los últimos meses, se necesitaría que el dólar subiera mucho más para revertir las pérdidas decurrentes del período en que la divisa doméstica se desvalorizó. En junio, el costo unitario del trabajo fue 4% más barato que en igual período del año pasado, pero todavía es 6,2% más alto que en junio de 2008.

Es una ilusión imaginar que el cambio salvará a la industria. Hoy Brasil es muy diferente de la economía excesivamente cerrada de los años ochenta, cuando la depreciación disparaba un crecimiento como fue en 1984, afirmó Vale, por el aumento de la presencia de insumos importados en la estructura productiva de la industria doméstica.