El aumento de la inversión pública en Brasil puede ayudar a contener la valorización del cambio, siempre que se financie con una modificación de la composición del presupuesto, a través de una reducción del consumo de parte del gobierno en lugar de un aumento de la deuda, según un estudio de dos economistas del Fondo Monetario Internacional (FMI).
Divulgado a inicios de la semana, el informe presenta dos escenarios en los que una combinación apropiada de política fiscal puede llevar a una depreciación de la moneda brasileña de 6,25% a 7,25%, considerando la tasa real efectiva de cambio (aquella ajustada por la inflación, ponderada por los principales socios comerciales del país).
En el primer escenario, el estudio tiene como premisa una mejora de 1% del Producto Bruto Interno (PBI) en el balance estructural de las cuentas públicas del país, con la inversión pública convergiendo al nivel de los países de América latina. Eso exigiría encontrar un espacio fiscal adicional de 2,5% del PBI, dijo el informe del Departamento de Asuntos Fiscales del FMI, firmado por los economistas Marialuz Moreno Badia y Alex Segura-Ubiergo.
En el otro escenario, también se trabaja con la hipótesis de una mejora de 1% del PBI en el balance estructural de las cuentas públicas (que excluye ajustes extraordinarios), pero con la inversión pública caminando a los niveles de los mercados emergentes, lo que exigiría abrir un espacio fiscal mayor, que tendría que equivaler a 3,25% del PBI.
El estudio notó que la inversión pública en Brasil creció un poco desde el 2000, pero, estando hoy en 2,5% del PBI, es menos de la mitad del promedio registrado en otros países emergentes. Más que eso, el nivel de inversión pública está 70% por debajo del registrado en los socios comerciales, escribieron los autores.
En 2011, se ubicó en 21,15% del PBI, uno de los más altos entre ese grupo de naciones y casi el doble del observado en otros países de América latina.
En ese escenario, los autores destacan la importancia de que Brasil ataque la rigidez presupuestaria, un problema que genera distorsiones importantes en la administración fiscal y reduce el espacio para la inversión.
Los gastos corrientes (con personal, jubilaciones, costeo de máquina, programas como el Bolsa Familia) responden por casi 90% de los gastos totales, recordaron Marialuz y Segura-Ubiergo. Una de las conclusiones importantes del trabajo es que aumentos de la inversión que no vengan acompañados por medidas para reducir los gastos corrientes tienden a tener poco efecto sobre la tasa real efectiva del cambio.
Titulado Apreciación real de la tasa de cambio en mercados emergentes: ¿la política fiscal puede ayudar?, el estudio de los dos economistas del Fondo analiza una muestra de 28 países emergentes entre 1983 y 2011, indicando que un ajuste fiscal permanente puede ayudar a reducir presiones de valorización del cambio en el largo plazo. Una conclusión fundamental del informe es que la composición de los gastos públicos importa bastante y la baja de los gastos corrientes tiene un papel clave.
Para ilustrar la importancia de esos descubrimientos, el estudio enfoca el caso de Brasil. Nuestros resultados sugieren que mantener la disciplina fiscal aumentando al mismo tiempo la inversión pública en el país tiende a aliviar presiones para apreciar el cambio, destacándose la relevancia de enfrentarse a la rigidez presupuestaria que está en vigor hace mucho tiempo.
El examen más detallado del caso brasileño se justifica por tres motivos, según el estudio. Primero, Brasil tuvo una apreciación sustancia de la tasa real efectiva de cambio en la última década. Segundo, Brasil utilizó todos los aspectos de los instrumentos de políticas para administrar flujos de capital: la tasa de cambio se valorizó, el mix de política macroeconómica se ajustó y se acumularon las reservas. Además, medidas macro-prudenciales (como compulsorios limitando la posición vendida en dólares de los bancos) y medida para administrar flujos de capital (como el IOF sobre compras de títulos de renta fija y acciones) se utilizaron para lidiar con grandes volúmenes de capital externo y desacelerar el ritmo de apreciación nominal, afirmó el informe de los economistas.