En un pronunciamiento en red nacional de radio y TV, la presidenta de Brasil, Dilma Rousseff, hizo en un balance de las actividades del gobierno en 2013, en el que afirmó que Brasil termina mejor de lo que empezó el año y tiene motivos para esperar un 2014 “aún mejor”.
La mandataria criticó lo que llamó “desconfianza injustificada”, lo que, dijo, puede inhibir inversiones, al comentar que “no existe un sistema económico perfecto”. Agregó que está dispuesta a escuchar a trabajadores y empresarios “en todo lo que sea importante para Brasil”.
“La economía es un conjunto de vasos comunicantes en busca de permanente de equilibrio. En toda la economía siempre habrá algo que hacer, retocar, algo que corregir, para conciliar el justo interés de la población y de las clases trabajadoras y el interés de los sectores productivos”, afirmó Rousseff.
“Si algunos sectores, sea por el motivo que fuera instalan la desconfianza, especialmente la desconfianza injustificada, eso es muy malo. La guerra psicológica puede inhibir inversiones y retardar iniciativas”, aseguró.
La presidenta hizo una clara referencia a las previsiones de un escenario pesimista el próximo año, en razón, especialmente, de la situación fiscal del país frente a la posibilidad de rebajamiento de la nota de la economía brasileña y de un ambiente externo incierto, provocado por la reducción de los estímulos monetarios en Estados Unidos, aunque integrantes del gobierno hayan dicho públicamente que el país tiene condiciones de enfrentar ese período de transición.
Dilma destacó que Brasil enfrentó la crisis financiera internacional sin interrumpir lo que llamó de “ciclo positivo”, con garantía de que la vida de los brasileños mejora gradualmente. Al hablar sobre las perspectivas del próximo año, dijo sentir “alegría” en tranquilizar a la población explicando que en 2014 el estándar de vida también será “todavía mejor”: sin riesgo de desempleo, pudiendo pagar sus prestaciones, en condiciones de abrir su empresa o ampliar su negocio.
La presidenta destacó que el gobierno actuó con firmeza en el control de los gastos y del equilibrio fiscal y mencionó la reducción de impuestos y de la tarifa de energía eléctrica, cuando recordó las “duras críticas enfrentadas” por quién “no se preocupa por el bolsillo de la población”. Dilma calificó los procesos de concesión de servicios como “la más amplia, justa y moderna asociación” con el sector privado. Destacó, a su vez el apoyo que dio el gobierno a la producción agropecuaria “en todos sus formatos y escalas”.