La reducción del nivel de actividad de la industria de productos elaborados a un ritmo casi ininterrumpido desde abril del año pasado en Brasil ayudó a reducir los niveles de utilización de la capacidad instalada en diversos sectores de la industria en el período, principalmente los vinculados a la producción de bienes de capital y durables.

Para los economistas, la lenta recuperación de la industria postergará la presión sobre el uso de la capacidad instalada, lo que retardará aún más la recuperación de la inversión, que está bastante deprimida.

En marzo, el nivel de utilización de la capacidad instalada calculado por la Fundación Getulio Vargas (FGV) se mantuvo relativamente estable con respecto al mismo mes del año pasado, con una caída de 0,5 punto, a 83,8%. La producción en la industria de elaborados cayó 2,3%, en la misma comparación. En abril, el dato más reciente disponible, el uso de la capacidad instalada fue de 83,9%, 0,5 punto inferior al nivel observado en igual mes de 2011.

De los catorce sectores analizados, en seis el uso de la capacidad instalada fue inferior al del mismo mes del año pasado. El índice se mantuvo estable en otros tres segmentos, mientras en cinco aumentó ese indicador.

Los rubros en caída representan poco menos de 50% de la facturación bruta de la industria de elaborados, según el último Sondeo Industrial Anual, de 2009. Se trata de segmentos relevantes, como el metalúrgico, mecánico, material de transporte (que incluye toda la cadena automotriz), textil, de producción de alimentos y materiales plásticos.

En este conjunto, todos tienen como mínimo cuatro puntos porcentuales menos del pico observado recientemente, mientras la producción cayó entre 10% y 30% en la misma comparación, según el Instituto Brasileño de Geografía y Estadística (IBGE).

La Confederación Nacional de Industria (CNI) presentó un escenario similar. Los datos más recientes de la entidad, de marzo, mostraron una lenta recuperación de la industria, con un aumento de la facturación y el nivel de empleo. Pero la capacidad instalada se situó en 81,5%, el peor nivel para un mes de marzo desde 2006, con excepción de 2009, cuando la industria sufrió una fuerte retracción.

De los 19 sectores industriales analizados, en solamente seis el nivel de ociosidad disminuyó en marzo frente a igual mes de 2011.

Para el profesor de la Unicamp y consultor del Instituto de Estudios para el Desarrollo Industrial (Iedi) Julio Gomes de Almeida la caída en la utilización de la capacidad instalada refleja, en parte, la competencia con los productos importados (un efecto más evidente en sectores como textil y de fabricación de material plástico) y también el cierre de un ciclo de consumo de bienes de capital y durables, lo que presiona segmentos como la industria mecánica y de material de transporte.

La economía brasileña inicia el año con dos problemas: la pérdida del espacio para el importado, que fue un gran tema en 2011, y la insuficiente demanda efectiva, lo que determina la reducción de la producción en algunos sectores, como el de vehículos, afirma.

De acuerdo con Anfavea, la entidad que nuclea a las fábricas instaladas en Brasil, en la industria automotriz las ventas en los primeros cuatro meses del año cayeron 3,4% en relación a igual intervalo de 2011, lo que colaboró a que el stock de vehículos en las fábricas y en las concesionarias alcanzara 43 días en abril, el nivel más alto desde noviembre de 2008.

Para Marcelo de vila, economista de la CNI, el alto nivel de stock contribuyó a que las automotrices postergaran la recuperación de la producción, lo que resulta en una baja del uso de la capacidad.