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Durante décadas, Estados Unidos se consolidó como el mayor referente económico del mundo. Sin embargo, en los últimos años, muchas de sus empresas más importantes cambiaron de manos y hoy responden a corporaciones chinas.

El control asiático sobre sectores clave de la economía estadounidense no es una novedad y tampoco se limita a fusiones aisladas. Según reveló CNN, desde 2028 el gigante americano viene endureciendo sus leyes para impedir que sus rivales inviertan en áreas estratégicas, como semiconductores y telecomunicaciones.

Sin embargo, antes de este giro regulatorio existió una ventana en la que conglomerados chinos adquirieron silenciosamente compañías críticas. El caso más impactante fue el de Wright USA, aseguradora de agentes del FBI y la CIA, comprada en 2015 por Fosun Group, operación que generó alarma por el acceso a datos sensibles del personal de inteligencia.

Una ola de adquisiciones silenciosa pero profunda

Los expertos señalan que, antes del endurecimiento regulatorio, China aprovechó las brechas legales para avanzar en múltiples sectores estadounidenses.

Entre los ejemplos más notorios aparece Smithfield Foods, la mayor productora de carne porcina del país, adquirida en 2013 por WH Group por 4.700 millones de dólares. La compra incluyó instalaciones, marcas históricas y decenas de miles de hectáreas agrícolas, según The Washington Post.

La guerra comercial entre Estados Unidos y China impacta en todo el mundo. (Archivo)Fuente: ShutterstockShutterstock

Pero la estrategia no se quedó ahí. También expandieron su presencia en alimentos, tecnología, manufactura, hotelería y bienes raíces. Las compañías mantuvieron sus logos, sedes locales y líneas de producción, aunque las decisiones clave pasaron a tomarse en Pekín, Shanghái o Shenzhen.

Tecnología, electrodomésticos y el traspaso del saber industrial

En 2016, la empresa china Haier compró GE Appliances por 5.400 millones de dólares, una adquisición que implicó acceso a diseños, patentes y décadas de conocimiento industrial estadounidense. Aunque las plantas siguen en suelo norteamericano, las decisiones estratégicas quedaron bajo control extranjero.

Otro hito tecnológico ocurrió en 2014, cuando Lenovo compró Motorola Mobility a Google. Más allá de la comercialización de smartphones, la operación dio a la empresa china acceso a la historia completa de innovación de Motorola, una de las firmas que moldearon la comunicación moderna.

¿Globalización o advertencia geopolítica?

Mientras algunos analistas interpretan estas compras como parte natural de la globalización, otros afirman que representan riesgos concretos: cesión de activos estratégicos, acceso a tecnologías sensibles, influencia sobre cadenas de suministro críticas y hasta exposición de datos privados. Para la U.S.–China Economic and Security Review Commission, el desequilibrio regulatorio entre ambos países profundiza la vulnerabilidad estadounidense.

China está conquistando a Estados Unidos: ya perdieron más de 10 de sus empresas más poderosas. Imagen: archivo.

La interdependencia económica entre China y Estados Unidos es un hecho innegable, pero la creciente presencia china en sectores clave del aparato productivo estadounidense abre un interrogante mayor: ¿hasta qué punto la potencia norteamericana controla su propio destino económico?