La administración de DonaldTrump adoptó una política marcada por la confrontación directa con aquellos gobiernos que percibe como hostiles o contrarios a los intereses de Estados Unidos.
Bajo el lema de "America First", su administración recurre a sanciones económicas, amenazas arancelarias, restricciones diplomáticas y presión militar como herramientas centrales para disciplinar a rivales estratégicos y, en algunos casos, a aliados que cuestionan sus decisiones.
En el marco de crecientes disputas comerciales y políticas, el gobierno de Estados Unidos todavía no otorgó las autorizaciones pertinentes para que los funcionarios de un país latinoamericano puedan ingresar al territorio.
Los extranjeros provenientes de este país no pueden ingresar a Estados Unidos por este motivo
El gobierno de Brasil denunció que Estados Unidos aún no ha concedido las visas necesarias para que parte de su delegación pueda asistir a la Asamblea General de la ONU, que se celebrará en Nueva York la próxima semana. El hecho, en apariencia administrativo, fue interpretado en Brasilia como un síntoma de las fricciones diplomáticas crecientes entre ambos países.
Sin ir más lejos, en julio de 2025, Donald Trump impuso aranceles del 50%, entre los más altos del mundo, a muchas exportaciones brasileñas, como castigo a lo que calificó de ‘caza de brujas' del gobierno de Luiz Inácio Lula da Silva contra el expresidente Jair Bolsonaro, quien fue condenado a 27 años de prisión por intento de golpe de estado.
¿Cuál fue la respuesta del gobierno brasileño ante esta prohibición?
El Ministerio de Relaciones Exteriores de Brasil emitió un comunicado en el que manifestó su "preocupación por la falta de respuesta del gobierno estadounidense" y recordó que, como país anfitrión de la ONU, Estados Unidos tiene la obligación internacional de garantizar el acceso de todas las delegaciones participantes.
Asimismo, diplomáticos brasileños informaron que han elevado consultas formales tanto ante el Departamento de Estado como ante la propia Secretaría General de Naciones Unidas, solicitando una resolución urgente.
Aunque lo más probable es que las visas se concedan a último momento, como ha ocurrido en casos similares, el retraso ya es percibido como una señal política en medio de la tensión bilateral.