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Por esa razón, conoce qué es la distrofia de Fuchs, cuáles son sus síntomas, cómo reducir los factores de riesgo y cuáles son los mejores terapias disponibles.
¿Qué es la distrofia de Fuchs?
Según explica el portal sobre salud Mayo Clinic, la Distrofia de Fuchs es una enfermedad ocular hereditaria que afecta la córnea, la parte frontal del ojo. Se caracteriza por la degeneración de las células endoteliales, lo que puede llevar a la pérdida de transparencia de la córnea y, en algunos casos, a la necesidad de un trasplante de córnea.
Los síntomas de la Distrofia de Fuchs suelen aparecer en la edad adulta y pueden incluir visión borrosa, halos alrededor de las luces y sensibilidad a la luz. Aunque no tiene cura, existen tratamientos que pueden ayudar a manejar los síntomas y mejorar la calidad de vida de los pacientes.
¿Cuáles son los síntomas de la distrofia de Fuchs?
A medida que la enfermedad progresa, los síntomas de la distrofia de Fuchs, que suelen afectar a ambos ojos, pueden incluir lo siguiente:
- Visión borrosa o nublada, a veces descrita como una falta general de claridad de la visión.
- Fluctuación de la visión, con peores síntomas por la mañana al despertar y mejorando progresivamente durante el día. A medida que la enfermedad progresa, la visión borrosa puede tardar más tiempo en mejorar o no mejora.
- Deslumbramiento, que puede disminuir tu visión y convertirla en luz tenue y brillante.
- Visualización de halos alrededor de las luces.
- Dolor o agallas por pequeñas ampollas en la superficie de la córnea.
Cuándo debes consultar a un médico
Si tienes algunos de estos síntomas y especialmente si empeoran con el tiempo, consulte a un proveedor de atención de la vista, que puede remitirte a un especialista en córnea. Si los síntomas se manifiestan repentinamente, pide una cita de urgencia. Otras afecciones oculares que provocan los mismos síntomas son la distrofia de Fuchs que también requiere tratamiento inmediato.
¿Cómo saber si una persona tiene distrofia de fuchs?
El diagnóstico de la distrofia de Fuchs comienza con un examen de la visión y un análisis detallado de la córnea. El médico utiliza un microscopio óptico, conocido como lámpara de hendidura, para buscar irregularidades en la superficie interna de la córnea, como las protuberancias llamadas guttae. Además, evaluará si la córnea presenta hinchazón y determinará la etapa de la afección.
Para complementar el diagnóstico, se pueden realizar pruebas adicionales como la paquimetría corneal, que mide el grosor de la córnea y la tomografía corneal, que proporciona imágenes detalladas para identificar signos tempranos de hinchazón. En algunos casos, se puede llevar a cabo un recuento de células de la córnea, aunque esta prueba no es siempre necesaria.
¿Cómo tratar la distrofia de Fuchs?
Para tratar o prevenir la distrofia de Fuchs, es importante considerar tratamientos no quirúrgicos que pueden aliviar los síntomas. El uso de medicamentos para los ojos, como gotas o ungüentos salinos, puede ayudar a reducir el líquido en la córnea, mejorando así la comodidad del paciente. Además, las lentes de contacto blandas pueden servir como una cubierta que alivia el dolor y mejora la calidad de la visión.
En casos avanzados de distrofia de Fuchs, la cirugía puede ser una opción recomendada por el médico. Procedimientos como el trasplante de la capa interna de la córnea o el trasplante de córnea pueden ofrecer una mejora significativa en la visión y en la reducción de síntomas. Estos procedimientos suelen realizarse en un entorno ambulatorio y con anestesia local, lo que facilita la recuperación del paciente.
El futuro de los tratamientos para la distrofia de Fuchs parece prometedor, ya que se están investigando nuevas terapias que podrían cambiar la forma de manejar la enfermedad. Con el descubrimiento de la anomalía genética asociada, se están desarrollando tratamientos no quirúrgicos y nuevas gotas para los ojos que podrían ser probadas en ensayos clínicos, así como innovaciones en técnicas quirúrgicas que podrían ofrecer beneficios adicionales.
Distrofia de Fuchs: posibles factores de riesgo
Los factores de riesgo para la distrofia de Fuchs incluyen el sexo, siendo más común en mujeres; la genética, ya que tener antecedentes familiares aumenta el riesgo; y la edad, ya que generalmente se presenta entre los 30 y 40 años, aunque existe un tipo poco común que puede comenzar en la infancia.