Sin lugar a dudas estamos frente a un “cisne negro como lo describe Nassim N. Taleb en su libro. El autor llama así a un suceso que tiene tres características: a) es raro y no estaba entre las expectativas de algo posible de suceder b) produce un impacto tremendo c) lo humanos tratan luego del hecho de explicar que era algo predecible y explicable.
Realmente estamos frente a una situación de emergencia única, agravada porque es mundial y casos de este tipo requieren soluciones de emergencia, salirse del cuadrado. Además de la pandemia, el coronavirus pone en riesgo las cadenas de abastecimiento en todo el mundo, en especial, porque la tendencia de la logística es trabajar con inventarios bajos y stocks de seguridad ajustados a variaciones e imprevistos predecibles, que son infinitamente menores al serio problema que hoy tenemos.
Los países en mayor o menor grado están tomando medidas desesperadas frenando todo. Si este freno se reduce a periodos de 15 – 30 días es posible que se consuman los stocks y stocks de seguridad y el impacto sea intermedio, sin embargo, si esto continúa el problema de abastecimiento y económico será posiblemente más mucho más grave que la pandemia en sí.
Las autoridades argentinas han tomado una decisión acertada imponiendo una cuarentena por 15 días. Esta drástica medida incluye frenar casi todo el comercio exterior de importación y exportación con muy pocas excepciones. Como toda medida de este tipo debe ser corta, porque sin alimentos, sin productos para la higiene, sin medicamentos, sin transporte, sin repuestos, sin tecnología, sin comunicaciones, sin logística y unos cuantos etcéteras más todo se parará.
Por ejemplo, en Argentina nos enorgullecemos de alimentar a 400 millones de personas en todo el mundo, aclarando que además alimentamos a muchos animales en todo globo y esto nos exige mucha responsabilidad, porque si cortamos la cadena de suministros al mundo la gente y muchos animales que sirven a su vez como alimento, pasarán hambre.
El mundo puede evitar esta consecuencia, solo si seguimos sembrando, recolectando, criando, produciendo, fabricando y distribuyendo internamente y hacia el exterior – para empezar, alimentos, medicamentos, insumos y proteínas de todo tipo.
Ya hemos tenido casos de provincias que cerraron puertos o que detuvieron camiones con medidas apresuradas. Lo que hay que hacer es evitar el contagio sin parar el transporte. Por ejemplo, los barcos de carga pueden atracar en un puerto, cargar y descargar sin que la tripulación del medio tenga contacto físico con el personal de tierra, se puede hacer. A su vez el personal de tierra, puede tomar recaudos para evitar contagios entre ellos, incluso minimizando al máximo la presencia de personas.
Son horas difíciles, tal vez las horas más oscuras que hemos vivido como dice una película, y estas horas necesitan creatividad, responsabilidad y cabezas frías. Es hora que pongamos a prueba nuestro ingenio argentino y veamos como compatibilizar procesos de importación y exportación ágiles y digitales (estado y privados) con la menor presencia posible de personas, para seguir haciendo funcionar las cadenas de abastecimiento en el mundo y en especial seguir alimentando a los países que nos compran.
Para ello y en caso de continuar la cuarentena, cosa muy posible, hay que analizar de manera urgente como autorizar todas las exportaciones de carne, granos, oleaginosas, frutas, especialidades, en concreto alimentos e insumos de todo tipo producidos por Argentina. También hay que pensar en los procesos de importación que abastecen de muchos insumos, productos, medicamentos, repuestos e infinidad de bienes que son necesarios para seguir funcionando en el corto plazo.
Debemos pensar que, sin aviones, nos quedan los barcos y los camiones y estos tienen transit time más largos que aumentarán a su vez el lead time, empeorando la situación de los inventarios.
Las Aduanas, los organismos del Estado, los bancos y los operadores logísticos de todo tipo, debemos cambiar nuestra forma de razonar en la emergencia. Si pensamos seguir con los esquemas operativos actuales donde debe intervenir en forma personal mucha gente, llevando y trayendo papeles, personas y autorizaciones de manera física no vamos a poder hacerlo sin correr graves riesgos. Pensemos que la información existe hoy en los sistemas de Aduana, en la ventanilla única, en las imágenes digitales, tenemos los token y dispositivos de firma electrónica: ¿qué estamos esperando para usar la tecnología del siglo XXI en esta emergencia?, ¿cómo podemos suspender todo porque pensamos que no se puede trabajar distinto a lo que venimos haciendo en las situaciones normales?
Es importante agregar también que nuestro país está muy frágil de divisas, también estamos muy frágiles económicamente y no nos engañemos, la gente no se alimentará si la economía no funciona para adentro y para afuera del país. Vamos argentinos, usemos nuestro ingenio en esta situación límite, dejemos la burocracia de lado y actuemos.
Sentiremos un orgullo enorme si los alimentos que producimos y nuestros productos siguen llegando a todo el mundo en el momento justo en que el mundo los necesita. Siempre recuerdo las palabras de un tío italiano que me decía cuanta ayuda la Argentina hizo llegar a Europa durante y después de la guerra. En aquel tiempo ni los submarinos pudieron parar el trigo argentino ¿por qué ?: porque tuvimos coraje.