En un mercado que muestra varios signos de recesión, la franquicia aparece como el modelo de expansión comercial que permite sortear el contexto, ofrecer una capacidad de crecimiento a las marcas y una oportunidad más segura de hacer valer una inversión. Si bien el mundo de la franquicia no es ajeno a los altibajos de la economía, sí sabe rebuscárselas con propuestas que se ajustan al bolsillo de los emprendedores.
Según la Asociación Argentina de Marcas y Franquicias (AAMF), a través de este sistema comercial se vende el 2% del PBI. Las actividades abarcan más de 60 rubros, entre los que hay unos 700 actores formales, aunque esa cifra se eleva a 1.000 si se cuentan otros no registrados. La Argentina también es el país latinoamericano que más franquicias exporta a la región, especialmente a los países limítrofes y a Perú.
Para Carlos Canudas, titular del estudio Canudas y revisor de cuentas de la AAMF, el año concluirá con un 10,8% más de marcas que franquician y un 9,2% más de franquiciados que se incorporan al sistema. Asimismo, espera un crecimiento de la actividad en el orden de los dos dígitos. "En general, la franquicia crece cuatro veces el PBI de los países", afirma el consultor.
En menos de 60 días, las franquicias recibieron un importante empujón tras la unificación y puesta en práctica del Código Civil y Comercial (ver nota El impacto del nuevo código), que legisla sobre el tema y despeja muchas zonas grises sobre la relación de franquiciantes y franquiciados, hasta ahora un obstáculo para concretar negocios.
Bajo la nueva norma, la solidaridad laboral del franquiciante queda desterrada -el franquiciado debe responder por sus gastos y su personal-, pero debe contar con dos unidades de negocio exitosas y balances al día para respaldar la extensión de su red comercial y franquiciar. Así, la ley pone frenos a casos ruidosos.
Gabriel Nazar, como presidente de la AAMF, fue el encargado de inaugurar hace algunas semanas la Expo Franquicia, que tuvo lugar en La Rural. Al abrir la muestra, el titular de marcas como Cardon, Pampero y El Noble consideró que la nueva legislación "es un hito que supone una clara bisagra en la historia del desarrollo de las cadenas, de las marcas y de las franquicias en la Argentina", porque generará seguridad jurídica, inversión, empleo y confianza en esta institución.
Para Roberto Russo y Glenda Touceda, editores del Catálogo de Franquicias, el nuevo régimen, con sus luces y sombras, también es positivo: "Las expectativas que vienen con el cambio de gobierno y reglas económicas posiblemente más claras hacen que muchas empresas quieran sumarse al sistema. El 2016 va a ser, sin dudas, un mejor año".
Nuevas tendencias
Hasta que llegue 2016, de ambos lados del franchising se siguen registrando operaciones, pero acordes a las cartas disponibles en la mesa de negociaciones. El alza constante de los precios, la inflación y los ajustes de alquileres y salarios encarecen la apertura de nuevas sucursales, por los que muchos consultores comenzaron a recomendar modelos alternativos, como las minifranquicias o franquicias corner: operan dentro de algún local ya establecido, y se negocia por una esquina, una heladera y hasta por una estantería.
Pedro Barbiso y Dolores Fernández Xifra, de la consultora Francorp, cuentan que muchos inversores se acercan con la idea de apostar sumas pequeñas en sectores alternativos y en auge, como ocurre con los servicios, o bien incurriendo en alternativas que reduzcan los costos de operar una marca.
"En el rubro Gastronomía, las inversiones arrancan en el medio millón de pesos y en Indumentaria es necesario contar con unos $ 700.000. En Servicios, donde no se requiere a veces un alquiler alto o adecuar tanto las condiciones del lugar, la inversión arranca en $ 30.000, que pueden ser financiados", detalla Barbiso. En lo que refiere a capacitación, las oportunidades se abren con sumas relativamente bajas para el promedio. Coined, por ejemplo, franquicia sus centros de educación y work & travel para adolescentes, jóvenes y profesionales. Con 13 locales, propone una inversión aproximada de $ 123.000.
En lo referido a la estética, la alta demanda, la oferta relativa y los costos más bajos respecto a los alquileres convencionales hacen posible una rentabilidad y un recupero mayor. Nails & Co., una firma con dos spas de manos y pies en Córdoba, propone a sus interesados que se extiendan por la Capital Federal y el Gran Buenos Aires, Rosario, Mendoza y Salta con una inversión de $ 350.000. El éxito, no siempre seguro, al menos está comprobado. Mónica Brenta apostó y, ya con 30 años de experiencia, tiene cerca de 300 personas trabajando en sus 12 locales -o beauty centers-.
En la ola de franquicias alternativas aparece, por ejemplo, Las Penélope, la firma dedicada a la producción y venta de accesorios fundada por Isabel Inchauspe y su hija Flavia Ferrari Inchauspe hace 14 años. La compañía, con seis puntos de venta franquiciados (tres abiertos este año), propone un formato de tienda corner, ubicado en el interior de un shopping. Se requiere poco personal, un canon de ingreso y el pago de una góndola en el shopping. El recupero de los $ 400.000 iniciales se estima en dos o tres años, con contrato por cinco.
En gastronomía, algo que se viene son los food trailers, camiones donde se produce y/o despacha alimentos. El alquiler desaparece y los empleados varían según la intensidad con la que se desea trabajar. Café Martínez se jacta de ser la primera en su rubro en lanzar la franquicia móvil. "Proponemos un despacho ligero, para eventos, exposiciones y shows. Apuntamos a buscar un público cautivo, que muchas veces no tiene donde satisfacer una necesidad", cuenta Vanina Coccellato, de la división de Eventos de la marca. Café Martínez prevé cobrar un fee publicitario mensual de $ 1.125 y sueña con armar un circuito de tiendas móviles.
En igual sintonía está Trixie American Food, que le pone cifras al asunto: la unidad, ya tunneada y lista para circular comienza en los u$s 50.000, muy lejanos al piso de u$s 250.000 que se requieren para abrir un local de 100 m2. El recupero de la inversión, además, se da en el sexto mes, con contratos de dos años. Y el franquiciado se queda luego con el móvil. En Capital Federal podrán funcionar una vez sorteada la reglamentación acerca de dónde podrán funcionar para no generar competencia desleal.
Otro caso que apuesta a expandirse con franquicias es Urban Crepe, un container restaurante especializado en crepes, que acaba de inaugurar su segunda sucursal (propia) en Tortugas Open Mall. En los primeros ochos meses desde la apertura del primer container, en el Distrito Los Arcos, facturó $ 2,4 millones, quintuplicando la inversión inicial de $ 450.000.
Su fundador, Luciano Bick, planea abrir en 2016 otras 11 sucursales, entre franquicias y propias, en la Argentina, Uruguay y Paraguay. En breve, cortará cintas de otras dos creperías (Alcorta Shopping y la Plaza del Hotel Intercontinental).
Lejos del fast food está Haru Sushi, con tres locales con delivery. Pero la marca que administra Frank Vera Benítez no ofrece el local, sino heladeras con el producto ya elaborado. "Franquiciamos la heladera, el concepto y el know-how. Hay un fee de ingreso de $ 50.000, que vale para una o 10 heladeras. Eso se licúa si se consiguen más puntos de venta", explica. Kioscos y otros comercios de alto tránsito, los más deseados.
Otro caso Baby Pop, que vende pochoclo, helado y nuggets. Montar un negocio completo puede costar $ 200.000, pero su corner propone una de las tres unidades entre los $ 20.000 y $ 30.000. Gustavo Saint Laurent, ejecutivo de Cuentas de la marca, explica: "Alguien que ya tiene un kiosco u otro local puede ampliarlo por poco dinero. Evaluamos el tránsito del comercio y armamos algo a medida. Las minifranquicias son precios cerrados; la franquicia con todo es precio abierto, para ver el tamaño, hacer el mobiliario, etcétera".
Reglas de juego
A la par que buscan facilidades para captar inversores, los franquiciantes esperan ciertas actitudes de sus asociados. Todos coinciden en que el negocio es redituable con un franquiciado activo, que forme parte del negocio y lo trabaje, que sienta pasión por lo que hace y además esté capacitado para la gestión del negocio.
"El inversor tiene que buscar una franquicia que lo identifique con el estilo de vida que quiere llevar, cuánto tiempo le va a dedicar y si quiere trabajar sábados o domingos", sentencian Russo y Touceda. "Hay que respetar la filosofía de la marca, y saber que las cosas se hacen de un modo porque ya se probaron y funcionaron", aporta Canudas. Para eso, la mayoría de las consultoras ofrecen listas extensas de franquiciantes, ordenados por rubro y otras categorías sufragáneas. Buscando, el inversor descubrirá que hay para todos los gustos: incluso puede llegar a interesarse por Neozoo, una cadena con 45 tiendas de mascotas en varias provincias y que ofrece ser parte de la red por $ 850.000 con financiación.
En el rubro servicios, la cosa no es menos relajada. Karen Berrios, encargada del soporte a las franquicias de Almundo.com, explica la importancia de tener experiencia: "Buscamos personas con ganas para vender turismo, mejor si tiene experiencia o estudio. Brindamos dos semanas de capacitación intensiva". La firma, que antes era Asatej, pide u$s 30.000 para arrancar y un fee publicitario de u$s 600, más regalías del 1,5%, aunque prometen una facturación mensual de u$s 80.000.
Por su parte, Sebastián Policaro, CEO de las barras móviles Tomate algo, emprendimiento que inició en 2005 y ya tiene 16 franquicias en ocho países, pone el acento en la formación: "Es importante ser proactivos y asistir a las capacitaciones".
Para muchos franquiciantes, el éxito vino acompañado de franquiciados comprometidos y una actitud aperturista, para entender al otro como un partner. "Las buenas ideas también vienen del que está semana a semana metido en el negocio", reconoce un consultor. "Con el franquiciado podemos meterle sangre y riesgo de cara al mercado", advierte otro famoso empresario. Cooperación y autogestión, dos palabras que se repiten en la mesa de consultores, franquiciantes y franquiciados.
