La gobernanza de Internet, la localización de los datos y la interconexión de redes se han convertido en temas de soberanía nacional a partir del revuelo generado por Edward Snowden al hacer públicos los detalles del programa de espionaje global de la Agencia de Seguridad Nacional de los Estados Unidos, agravado al conocerse la noticia sobre la vigilancia de las comunicaciones de la presidente de Brasil.
Fue Rousseff quien expresó en la Asamblea General de las Naciones Unidas que las prácticas de espionaje son un atentado a la soberanía de los Estados y a la libertad de expresión, e instó a la comunidad internacional a asegurar una regulación responsable que proteja los datos de la web y garantice la libertad de expresión y la transparencia.
Hay que evitar que pueda vulnerarse la privacidad de los ciudadanos y la soberanía de los países, pero proponer que los gobiernos, a través de la ONU (en la que China y Rusia tienen un poder importante) regulen Internet, no es el mejor camino. Sería, sin dudas, el principio del fin de una Internet abierta.
La comunidad de Internet, a través de la Internet Society propone sostener el modelo de gobernanza basado en la participación y cooperación multisectorial, corazón de la arquitectura de Internet, ya que ha demostrado ser la mejor manera de garantizar que los beneficios estén disponibles para todos. Su Consejo Directivo sostuvo que los programas gubernamentales de vigilancia e intervención crean riesgos inaceptables para el futuro de una Internet global, interoperable y abierta e instó a que los gobiernos se comprometan plenamente con sus ciudadanos respecto a la forma de conciliar la seguridad nacional y los derechos de las personas.
En este contexto, en Argentina los operadores de telecomunicaciones incumbentes continúan negándose a interconectar su tráfico con el resto de los operadores en forma local, igualitaria y gratuita e imponen costos predatorios para la interconexión haciendo abuso de su posición dominante. Esta situación genera una mayor transnacionalización del intercambio de datos del tráfico de Internet, ya que a los proveedores de servicios de Internet (ISP) les conviene ir vía Miami a interconectar con Telefónica y Telecom, antes que pagar los costos que ellas le piden por ver a sus usuarios finales en una interconexión local.
Si bien no hay información pública, se estima que un porcentaje alto del tráfico de Internet se canaliza en Estados Unidos a través de los enlaces continentales y submarinos, independientemente de si resulta necesario o no tal viaje.
Hasta hace poco no importaba saber por qué redes (y bajo el control de qué país) circulaban nuestros mensajes de email pero hoy es un tema crítico para la soberanía de los países. Argentina no fijó aún su posición, aunque se encuentra trabajando el tema desde la Unasur y el Mercosur, y se espera que su política esté alineada con el resguardo de la soberanía nacional y la privacidad de las comunicaciones de sus ciudadanos.
La regulación de las telecomunicaciones vigente, el Decreto 764/2000, establece las condiciones básicas de interconexión que los operadores deben cumplir para el intercambio de datos. La Secretaría de Comunicaciones de la Nación podría determinar que el intercambio de tráfico generado por los usuarios locales se realice íntegramente en territorio argentino y en condiciones de equidad, situación que restringiría en parte la posibilidad de que los datos de ciudadanos argentinos queden a merced de los programas de vigilancia de cualquier otro país.
Además de un acto de soberanía e independencia, es una opción viable y técnicamente eficiente a la luz de la experiencia y resultados que la Cámara Argentina de Internet ha logrado con una iniciativa de raigambre similar: la Red Nacional de Puntos de Interconexión Regional a Internet (NAP CABASE), en la que todos los operadores y proveedores de acceso a Internet, salvo los incumbentes, realizan el intercambio local de su tráfico.
Tenemos a mano la posibilidad de dar un importante paso en el camino a la soberanía, así como impulsar el desarrollo más equitativo de una Internet abierta, interoperable e inclusiva.