

Esta es la consigna que regirá la política macroeconómica del próximo año. Todo problema que sea pasible de ser trasladado al próximo gobierno, lo será. Aunque el problema se convierta en estos meses en un problemón.
Esta situación la sintetiza muy bien la frase del diputado Feletti: "Tranquilos que tenemos reservas hasta diciembre del 2015". Si alguien piensa seguir viviendo en Argentina a partir de enero del 2016, las reservas serán su problema.
Por lo tanto, todos los desequilibrios que acumula la macroeconomía argentina serán como mínimo bastante más grandes. El objetivo es que la estantería se le caiga al otro gobierno sin importar el impacto en el mediano plazo sobre la calidad de vida de los argentinos.
2015, más de lo mismo
En año electoral, la política económica continuará en la misma dirección con las correcciones necesarias para ir zafando hasta el traslado de mando. De este modo, veremos cómo se tendrá un mayor déficit fiscal financiado con más emisión monetaria. Se tratará de seguir controlando el dólar oficial y restringiendo las operaciones financieras, se continuará con controles a la importación y mayores restricciones a la economía en general.
Como el gobierno evalúa la situación económica de la Argentina con un no está tan mal, continuará en la profundización del camino iniciado en 2011, en virtud de lo cual en 2015 tendremos:
Mas inflación, más recesión, más desempleo, más atraso cambiario, más atraso tarifario, más déficit fiscal y porque no decirlo, más deuda externa.
Esto quizás suene agorero, pero no deja de ser solamente realista. Era Einstein quien decía que locura es esperar un resultado distinto haciendo las mismas cosas. ¿Por qué, entonces, si harán más de lo mismo deberíamos esperar distinto resultado?
Holdouts
Este frente seguirá acumulando problemas. Si bien hay expectativas sobre la posibilidad de que eliminada la cláusula RUFO el gobierno se siente a conversar con los holdouts, lo cierto es que el monto involucrado ya no es u$s 1.650 millones (como cuando comenzó esta novela en junio de 2014), sino más de u$s 10.000 millones que continúan generando intereses todo el tiempo a valores cercanos del 10% anual.
De seguir este tema en el limbo y patearlo hacia adelante, tal como parece ser la estrategia oficial, será uno de los temas clave a resolver por el próximo gobierno.
El autoabastecimiento
Como si fueran pocos los problemas acumulados, el gobierno atentó una vez más contra su propia política energética. El Ejecutivo decidió disminuir el valor en boca de pozo del petróleo para que la nafta baje de precio un 5%. Es decir, cambió su política de precios a los inversores, principalmente a YPF, castigándolos en sus decisiones de inversión.
Ahora resulta que los precios del petróleo tienen un techo a la suba, pero no tienen un piso a la baja. Es decir que si se quiere invertir en Argentina, tienen claro que las reglas les serán cambiadas todo el tiempo. Lo que en principio se suponía era un precio fijo desprendido del precio internacional, resulta que puede variar intempestivamente si hay vacaciones cerca.
Pero ahora el gobierno ahora anunció un subsidio del Estado de u$s 3 por barril. Para ser claros, se sacó u$s 6 del precio del barril, pero se le da 3 bajo el formato de un subsidio.
Un disparate de incoherencia que tiene por única consecuencia que la inversión en energía bajará y, por lo tanto, la posibilidad de conseguir el autoabastecimiento se aleja irremediablemente.
El mantenimiento de la red eléctrica y de la distribución de gas está cada vez más comprometido. Ya ni siquiera los transportistas de gas pueden sostener sus costos con las tarifas que tienen. Cada año que pasa el deterioro de la red es mayor.
El próximo gobierno
Este pequeño paneo sobre las decisiones de política actual, muestra cómo los desequilibrios macroeconómicos que encontrará el próximo gobierno serán mayores a los actuales y, por lo tanto, sus desafíos serán cada día más importantes.
El problema es que la posibilidad de realizar ajustes suaves se ve cada vez más reducida y la necesidad de una política de shock crece proporcionalmente. Mientras mayor sea el éxito para el gobierno actual en patear los problemas hacia adelante sin aportar ninguna solución de fondo, más comprometidas aparecen las políticas del próximo gobierno y su capacidad de maniobra más limitada.
Ante un problema no resuelto, el paso del tiempo no es neutro. Sólo acumula dificultades.












