No me gusta que la Cámpora controle precios. No es una buena señal. No es la opinión de un economista como Federico Sturzenegger que en un rapto delirante los asimiló a las juventudes hitlerianas, ni de algún otro dirigente asustado por el sesgo autoritario del gobierno. La frase es dicha off the record por un funcionario con responsabilidad en el manejo de la política económica.

Su objeción deriva de que su principal preocupación es la falta de inversión, y considera que una fuerte politización del control de precios va en contra de lo que se necesita para torcer la tendencia.

Tiene motivos para preocuparse. La Inversión Bruta Interna Fija (Ibif) acumula cinco trimestres consecutivos de caída, y si bien subió en abril interanualmente porque el mismo mes del 2012 fue particularmente malo, su nivel actual es inferior al de dos años atrás.

De los dos componentes de la Ibif, la Inversión en Equipo Durable de Producción (Iedp) es la que muestra la evolución del capital reproductivo, que conjuntamente con las variaciones en la productividad son factor fundamental para viabilizar el crecimiento. La Iedp tampoco registra números alentadores ya que también se ubica por debajo del nivel de hace dos años. En estos días de balance de década, es interesante observar lo que surge de una periodización del kirchnerismo: de 2003 a 2007 la Iedp aumentó a promedio anual superior al 25 por ciento, mientras que desde 2008 en adelante hubo dos años de caída y sólo el 2010 fue muy favorable.

Algo similar vino sucediendo con la Construcción, el otro componente de la Ibif, que si bien es mucho menos relevante para sostener la capacidad productiva, tiene enorme importancia como factor multiplicador y en la generación de empleo. La gran diferencia con la Construcción, es que el Plan Procrear está teniendo un enorme impacto reactivador. Ya se llevan otorgados más de 21.000 créditos hipotecarios, y calculan que no quedarán muy lejos de cumplir con el objetivo de llegar a los 100.000 anunciados. Lo que ya está en ejecución equivale al total de los créditos hipotecarios que concedían los bancos, y los metros cuadrados que ya están en construcción representan más de un 20 por ciento de lo que se venía construyendo.

Pero no hay ningún símil tan potente como Procrear para dinamizar la alicaída inversión en instalaciones, máquinas y equipos. A su disgusto por la Cámpora dentro del supermercado como señal, el funcionario agrega la incertidumbre propia de un año electoral, las bajas expectativas del empresariado, y algunos daños autoinflingidos. Si queremos inversión extranjera no podemos estirar tanto la limitación para girar utilidades, confiesa. De todas maneras, cuenta que lo que muchas multinacionales no remesan como ganancia lo hacen a través del contado con liqui (compra de bonos con cotización internacional para venderlos en el extranjero) utilizando la gran liquidez que les queda por las utilidades. La necesidad de mantener esa válvula de salida fue uno de los motivos que frenaron un intento del titular de la Comisión Nacional de Valores, Alejandro Vanoli, para entorpecer la operación de contado con liqui.

A propósito, varios periodistas destacaron como noticia muy positiva el dato de la Cepal que muestra un nivel récord en lo que va del siglo de inversión extranjera directa, y lo atribuyeron a la reinversión obligada por las restricciones al giro de utilidades. No comprenden que reinversión de utilidades no es lo mismo que inversión en activos, y que las ganancias no remitidas y reinvertidas por obligación pueden quedar líquidas, y en algún caso hasta giradas mediante el contado con liqui. El funcionario jura que no fue él quien le dio letra a la Presidenta para que en un discurso se jactara del récord de inversión extranjera; ¿habrá sido algún otro del gabinete, o Cristina lo leyó en un diario?

¿Pero acaso el kirchnerismo no cree que la inversión está básicamente determinada por el nivel de demanda, y que lo importante es sostenerla? El funcionario está plenamente de acuerdo con eso, y también con que es necesario controlar y disciplinar a los empresarios. Pero una cosa es eso y otra mearlos todos los días, responde coloquial.

Así como le preocupa la escasa inversión, no lo intranquiliza la caída de reservas del Banco Central, que ya perdieron casi 1.000 millones de dólares en lo que va de junio y cerca de 5.000 millones desde principios de año. Reconoce que el superávit comercial es menor, pero relativiza la caída de reservas por el pago de deuda, por la desvalorización del oro y por los menores encajes debido al retiro de depósitos en dólares, y da a entender que hay medidas en evaluación para fortalecerlas. ¿Más swaps con China y Brasil? Pronostica 40.000 millones para fin de año, es decir unos 1.500 millones más que ahora.

Tampoco le preocupa el nivel de actividad. Estima que el PBI crecerá este año 4 por ciento o más, lo que implica que en 2014 habrá que pagar unos 4.000 millones de dólares por el cupón PBI.

Y confía en el éxito del blanqueo, particularmente en la suscripción de Cedin. Además, el blanqueo sirve para romper el tabú del endeudamiento en dólares, agrega sonriente.