La innovación científica volvió a ubicarse en el centro de la agenda de las farmacéuticas y las compañías que operan en la Argentina están ajustando estrategias para no perder ritmo en un escenario donde la tecnología y las nuevas terapias empiezan a redefinir la cadena de valor. La presión por acelerar el desarrollo, mejorar el acceso y sostener inversiones en un contexto todavía volátil obliga a las empresas a revisar sus modelos, escalar capacidades y repensar su rol en un sistema que, según admiten sus propios protagonistas, sigue mostrando fuertes signos de fragmentación.
El caso de Adium refleja esa dinámica. El grupo -que integra a laboratorios Raffo- reorganizó su estructura regional en los últimos años. “Nuestra estrategia se apoya en la inversión y en el desarrollo local de nuevas combinaciones de moléculas y formas farmacéuticas”, señaló Claudio Beramendi, gerente general de Adium Argentina.
La empresa opera seis plantas en Brasil, Paraguay, México, Uruguay y la Argentina, y anunció un plan de inversión regional de u$s 120 millones para los próximos dos años. De ese total, u$s 60 millones se destinarán al mercado argentino, de los cuales el 90% se concentrará en su planta de San Juan.
“Nuestro modelo de producción busca ofrecer alternativas más accesibles para llegar a más población. Pero hay productos que, por una cuestión de escalabilidad, ni la Argentina ni la región pueden sostener. Por eso es clave definir dónde innovar y dónde es más difícil hacerlo”, remarcó. En promedio, la compañía lanza entre 10 y 12 productos por año y anticipa un escenario de fuerte actividad para 2026.
Por su parte, Jorge De All, presidente del Sanatorio Otamendi y director ejecutivo de Medicus, describió el momento actual de la industria como un punto de inflexión. Según explicó, la medicina está cambiando la forma en que genera conocimiento y ese movimiento exige un aprovechamiento más sofisticado de los datos clínicos. “Los datos de nuestros pacientes son cada vez más importantes y las nuevas herramientas que se están desarrollando van a tener impacto en poco tiempo”, afirmó.
La institución ya trabaja con pruebas de concepto que buscan anticipar mejor los diagnósticos. Pero el avance tecnológico convive con un problema de base: “La Argentina tiene un sistema de salud muy fragmentado. Uno de los grandes temas de agenda es cómo llegar a esa población que todavía no accede a un centro asistencial adecuado”, remarcó.
En paralelo, la filial local de Novo Nordisk pone el foco en la investigación clínica. De hecho, para la empresa danesa, la Argentina es el hub de estudios clínicos más grande de América latina, con más de 15 trabajos en curso en 150 instituciones del país. “Es una industria muy importante que nos permite testear nuevas moléculas e innovaciones en la Argentina”, sostuvo Carlos Otheguy, gerente general de Novo Nordisk en el país.
El ejecutivo destacó la llegada al país de Wegovy para el tratamiento de la obesidad y del sobrepeso. “Nuestro producto fue testeado en más de 90.000 personas, con un nivel de seguridad y eficacia comprobado por agencias regulatorias globales. La tecnología nos ayuda a mejorar la prevención, el diagnóstico y tratamientos que van a ser cada vez más personalizados”, señaló.
Además, para 2026, la compañía prevé la introducción de un factor coagulante para pacientes con hemofilia.
El sector coincide en dos diagnósticos: la innovación dejó de ser opcional y la Argentina tiene una oportunidad real de posicionarse como referente regional. A esto se suma una mirada más optimista respecto de la macroeconomía y del clima de negocios para los próximos años. “Estamos muy esperanzados con lo que viene. La volatilidad no es exclusiva de la Argentina; es un fenómeno regional. Pero estamos convencidos de que vienen buenos momentos”, aseguró Beramendi.