La siderúrgica Sidersa, que obtuvo la aprobación del primer proyecto netamente industrial bajo el Régimen de Incentivo para Grandes Inversiones (RIGI), recibió autorización para ampliar el listado de bienes habilitados para importar dentro de su plan de inversión.

La autorización incorpora seis nuevas posiciones arancelarias al esquema de importaciones previsto para el proyecto. Cinco de esas posiciones fueron aprobadas con carácter excepcional, mientras que el restante quedó encuadrada dentro de los parámetros previstos para bienes de capital y componentes asociados a inversiones productivas.

La ampliación del esquema se da en una etapa relevante del cronograma. La construcción de la planta ya se encuentra en marcha y la compañía prevé que la instalación esté operativa hacia mediados de 2028. Parte del equipamiento requerido para esta fase corresponde a tecnología específica que no se produce localmente o presenta plazos de entrega extensos, un factor que explica la necesidad de ajustar el listado de bienes habilitados bajo el RIGI.

“El RIGI fue un respaldo fundamental para tomar la decisión de invertir, porque aporta previsibilidad a un proyecto de largo plazo”, explicó Hernán Spoto, CEO de Sidersa, en declaraciones previas. El ejecutivo señaló que la empresa definió concentrar las importaciones en tecnología que no se fabrica en el país y priorizar proveedores locales para el resto de los insumos y servicios vinculados a la obra y a la futura operación.

El proyecto siderúrgico contempla una inversión total de u$s 300 millones y una capacidad de producción de 360.000 toneladas anuales de aceros largos para la construcción. La planta se levantará junto al complejo industrial que la compañía ya opera en San Nicolás y permitirá incorporar un esquema productivo continuo, con tiempos de transformación menores a los de los procesos tradicionales. Según detalló la empresa, el sistema permitirá transformar chatarra en acero en menos de tres horas, frente a esquemas que demandan cerca de 24 horas.

Sidersa construirá una nueva acería en San Nicolás.

La iniciativa se apoya en un modelo de economía circular basado en el reciclado de chatarra como principal insumo productivo. El proceso prescinde del uso de gas natural y reduce el consumo energético, con emisiones de dióxido de carbono sensiblemente inferiores a las de tecnologías convencionales.

En paralelo al avance de la obra, Sidersa terminó de estructurar el financiamiento necesario para ejecutar la inversión. En diciembre del año pasado ya contaba con u$s 50 millones aportados por la Corporación Financiera Internacional (CFI). A ese fondeo se sumó una emisión de u$s 27,6 millones en obligaciones negociables, en el debut de la empresa en el mercado de capitales. Recientemente, la compañía cerró un acuerdo con ICBC Argentina por u$s 100 millones, operación que permitió completar prácticamente la totalidad de los recursos requeridos para el proyecto.

Sidersa fue la primera empresa en presentar un proyecto industrial bajo el RIGI tras la sanción de la Ley Bases. La iniciativa recibió aprobación formal en julio y se convirtió en el primer caso netamente productivo incorporado al régimen. El proyecto quedó inscripto como Vehículo de Proyecto Único, con un cronograma de desembolsos que prevé inversiones por más de u$s 140 millones en el primer año y otros u$s 127 millones en el segundo, cifras que superan los mínimos exigidos por la normativa. La fecha límite para cumplir con el monto mínimo de inversión en activos computables quedó fijada para octubre de 2026.

Sidersa es una empresa familiar y profesional, de capitales 100% nacionales, con casi 70 años de trayectoria en el mercado argentino de servicios siderometalúrgicos. Emplea de forma directa a unas 650 personas y abastece a más de 2.000 clientes desde su complejo industrial en San Nicolás. La compañía también cuenta con una planta en Justo Daract (San Luis), un centro logístico en Hurlingham (Buenos Aires) y oficinas comerciales en Ciudad de Buenos Aires y Rosario (Santa Fe).