Eludir las trabas a las importaciones es hoy uno de los principales desafíos de las empresas multinacionales. En busca de mayor rentabilidad y de agilizar sus procesos productivos, Unilever, la dueña de la marca Knorr, logró finalizar la nacionalización del 100% de sus vegetales que forman parte de sus caldos, salsas y sopas. Unilever tiene en la provincia de Mendoza su única planta deshidratadora en el mundo, que es además, la más grande de la Argentina. Allí recibe un total de 15.000 toneladas de vegetales crudos al año, que se traducen en 3200 toneladas de vegetales deshidratados entre escamas, granulado y polvo. Para la marca Knorr, los vegetales son el corazón de su negocio. De hecho, están presente en todo su portafolio de productos. El cambio radical se dio a fines del año pasado cuando logró sustituir su insumo clave, que provenía del exterior, por productos nacionales. "El 100% de los vegetales que utilizamos con la marca Knorr son nacionales. Eso no pasaba hace algunos años cuando por ejemplo el ajo se traía desde China. Fue un proceso largo, pero clave. Hoy la marca se abastece de un total de 10 fincas de la región", explicó durante un recorrido por su planta de Mendoza, María Bulla, gerente de Responsabilidad Corporativa e Impacto Social de Unilever Argentina. La planta deshidratadora está conectada con 10 fincas en Mendoza, San Juan y Córdoba, y trabaja en conjunto con ellas para cultivar y cosechar todos estos vegetales. Allí se deshidratan: zanahoria, zapallo, espinaca, albahaca, repollo, puerro, tomate, ajo, papas, pimiento rojo, cebolla y batatas, con los que se elaboran los productos de la marca Knorr. La clave es que todos los vegetales son producidos en la Argentina. La marca trabaja junto al Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA) para lograr desarrollos tecnológicos de cultivos que cuidan el ambiente y que sean más rendidores para su uso industrial. "Hace más de 30 años que trabajamos en alianza con Unilever. Las variedades que se usan en la planta de deshidratado no son las mismas que se ven en las verdulerías, son variedades de hortalizas desarrolladas para el deshidratado -Zapallo Aconcagua, Zanahoria Nara, Cebolla Alfredo- producto de mucho trabajo. Con orgullo podemos afirmar que en muchos caldos y sopas que se consumen en la Argentina y en otros lugares del mundo está presente la genética nacional", agregó Claudio Galmarini, especialista en mejoramiento genético de hortalizas del INTA. "Todavía muchas hortalizas se importan disecadas desde otros puntos del mundo. El hecho de que todo lo que se diseca en esta planta provenga del suelo argentino es un cambio fundamental", agregó Galmarini en una ronda con la prensa luego de recorrer la planta de Mendoza La planta es parte del ADN de Guaymallén. Abrió sus puertas en 1964 bajo el ala de Refinerías de Maíz, empresa que el grupo Unilever compró en 2005 para hacerse más fuerte en el mercado de alimentos en la Argentina. En la planta de deshidratados trabajan cerca de 90 operarios. Allí funcionan 7 hornos, pero hoy dos de ellos están apagados porque su capacidad promedio de producción está al 68%. "Todavía tenemos mucho por crecer y eso va a venir acompañado del consumo", explicaron. En Mendoza se producen unos 60.000 kilos por día de vegetales deshidratados. Del total de producción, el 10% se exporta a Alemania, Brasil y México y el 90% restante viaja a la planta de Pilar, en Buenos Aires, donde el ingrediente clave se utiliza en las recetas de la marca Knorr. "Ocho de cada diez argentinos tienen en sus casas productos Knorr, los vegetales están en todo el portafolio de la marca. Hoy, las sopas que se consumen en Europa, en muchos casos tienen los vegetales nacionales. Apuntamos a seguir creciendo en número de exportaciones de deshidratados", agregó Ana Hernández Hermida, brand manager de Knorr Argentina. La planta está conectada con 10 fincas de las provincias de Mendoza, San Juan y Córdoba, generando empleo entre el campo y la fábrica, para más de 400 familias de la zona durante todo el año. Los vegetales llegan diariamente desde las fincas a la planta de Guaymallén. Allí pasan por un proceso de selección en donde se los limpia, corta y prepara para introducir en los hornos de secado, donde reciben aire caliente y se logra disminuir el porcentaje de humedad hasta un 6 y un 8%. Se trata de siete hornos semi continuos que hay en la planta y trabajan con 10 bandejas, donde circula aire caliente por su interior, provocando evaporación y reducción del líquido. El circuito de deshidratación permite conservar los nutrientes de los vegetales y preservar su sabor, no requiere adicionar conservantes, extiende la vida útil sin necesidad de refrigerar, respeta el ciclo natural de los vegetales propios de cada temporada con abastecimiento todo el año, permite la rehidratación del vegetal a la minuta y en poco tiempo, reduce el espacio de almacenamiento, facilita el transporte y reduce mermas y desperdicios.