Conocida por su participación en las elecciones, la firma española Indra Group está presente en la Argentina desde 1993 y tiene cuatro unidades de negocios activas. Ahora, con un nuevo modelo de país, más adaptado a su estrategia, asegura que el objetivo es crecer y hacerse notar.
El español Vicente Huertas Pardo es director general de Indra Group para Cono Sur y Perú y lleva más de 15 años trabajando para diferentes países de América latina. Tras el cambio de gobierno en la Argentina y la preponderancia que empezaron a tener cuestiones como la seguridad, la defensa, la digitalización y modernización de la administración pública, ve a la nueva Argentina como una gran oportunidad para la compañía.
Indra cotiza en la bolsa de España con un valor de 50 euros por acción; esto es alrededor de un 200% más que el valor de su acción del año pasado, cuando rondaba los 16 euros. En 2024, la empresa facturó 5000 millones de euros y su objetivo de cara a 2030 –que Huertas Pardo espera lograr más cerca de 2028– es duplicar ese número. La firma española tiene 60.000 empleados en el mundo, de los cuales 20.000 están en América latina y 250 en la Argentina. El personal local está distribuido en más de 10 provincias.
-¿Dónde está el foco en la Argentina?
Tenemos una línea estratégica global que intentamos respetar y aplicar en cada una de las filiales. A nivel global, nuestro plan estratégico busca duplicar nuestra facturación para 2030 y tiene un eje de crecimiento en el negocio de defensa, de espacio, de tráfico aéreo y en el de movilidad.
-¿Ya están activos en el país?
Los cuatro negocios están activos en la Argentina. Esa es una de las características que tiene este mercado. Tenemos un mix de negocios, aunque sean más pequeños, que representan prácticamente todas las áreas estratégicas de la compañía, lo cual es un buen punto de partida. En defensa venimos trabajando y tenemos oportunidades concretas, algunas de ellas esperamos que se concreten muy tarde.
-En ese caso, ¿el cliente es el Estado?
En los negocios de defensa, los clientes fundamentalmente son las Fuerzas Armadas. Aunque en la Argentina hay también un Ministerio de Seguridad específico con el cual ya hemos estado trabajando y con quienes esperamos también aportar. La tecnología es la frontera entre los dos mundos.
-¿En qué caso?
Es el caso de los antidrones. Es un producto que sale de defensa. Pero esa tecnología de defensa, que puede tener hasta un cañón para pegarle a un dron enemigo y que se caiga al suelo, también aplica para el mundo de la seguridad. Se utiliza para disuadir que haya drones en lugares donde hay un evento, o una cárcel o una instalación industrial.
-¿Esa tecnología está llegando al país?
Somos fabricantes de antidrones. Los producimos en España. Sin embargo, uno de los objetivos es llevar a cabo acuerdos industriales que nos permitan ensamblar o desarrollar parte de esos antidrones en el país. Todavía no es una realidad, es un plan. En esa línea, iríamos desarrollando los acuerdos, mientras vamos cazando la demanda.
-¿Habría posibilidad de exportar?
Por la situación geopolítica mundial que viene de Europa, la demanda es enorme. Ese tipo de apuesta nos podría ayudar a atender el mercado local y también para exportar, porque del otro lado hay más demanda. Es una forma de pensar una industria distribuida que tenga capacidad de dar soporte a lo local y a lo internacional.
-¿Y la pata aeronáutica?
Todos los vuelos comerciales que operan dentro del espacio aéreo argentino se gestionan a través de sistemas de control y radares con tecnología Indra. Instalamos también los sistemas de apoyo al aterrizaje que hay en el 90% de los aeropuertos del país. Son los que permiten aterrizar aun con mucha niebla o en condiciones climáticas adversas.
Estamos en un momento geopolítico y de interés en temas de seguridad que alimentan más de una línea estratégica de la compañía. Tenemos la suerte de que el momento geopolítico y económico del país apoya la estrategia de la compañía a nivel global. A eso se suma que ya tenemos capacidad en el país, por lo que nos sentimos respaldados por la Argentina.
-¿Por qué siente ese apoyo?
Si quisiera desarrollar en la Argentina un negocio de Business Process Outsourcing (BPO), no podría hacerlo. Esa unidad, que durante años fue clave en el mundo de la tecnología de la información y se dedica a dar soporte administrativo a empresas y organismos, hoy ya no forma parte de la estrategia global de la compañía. En tanto, si el día de mañana sale una oportunidad para automatizar y hacer un gran BPO, me van a dar no go a la propuesta.
Pero, si digo que voy a vender un antidron, me van a dar un go a la propuesta de forma inmediata. Tenemos un respaldo del país desde el punto de vista estratégico. Hay que entender la estrategia general para entender luego como la aplicamos al país.
-¿Qué otro pro tiene la Argentina?
Es un país que siempre fue una referencia histórica. La potencia en el conocimiento de SAP de los profesionales es muy potente desde hace muchos años. Evidentemente la crisis hizo que haya una exportación de argentinos por toda la región. Esto, no obstante, quiere decir que hay un conocimiento muy bueno. Y se trata de un ámbito que, en los próximos dos años, todos los clientes que tienen SAP, que es muy importante en la industria y en la energía, van a tener que hacer actualizaciones. Esta es otra línea en la que tenemos capacidad, equipo y está alineado con la transformación global.
-¿Cómo perciben la competitividad en la filial local?
Somos competitivos. La Argentina en los últimos dos años se convirtió en un país que, desde el punto de vista macroeconómico puede ser un poco caro pero se compensa con el hecho de que los profesionales son muy buenos. Sin embargo, cuando se compara con el resto de la región, son caros. Influye tanto el contexto macroeconómico, como lo salarial. Nos encontramos con que, en algunos de estos negocios, nuestra configuración como región es buena porque tenemos capacidades en otros territorios que están a una diferencia horaria mínima y que tienen una competitividad en costos muy fuerte. El país que tiene el ticket de costo más bajo es Perú. Pero la clave está en el talento y el talento está en la Argentina. Comparativamente con otros países, es indudable esa capacidad.
-¿Cómo es su participación en las elecciones?
Indra se encargó de proveer los resultados provisorios de todas las elecciones nacionales y legislativas desde 1997, con excepción de 2019. Es un proceso que se hace mediante licitaciones.
Creemos que el proceso electoral más completo, con más calidad y con más funcionalidades que ejecutamos en todos los países del mundo, es el que tenemos en la Argentina. Esto se convierte en una referencia a nivel mundial. Nuestra diferencia es la celeridad y la mínima brecha que hay entre los resultados provisorios, que son los que hacemos nosotros, y los definitivos, que son datos que entrega el Estado un tiempo después de las elecciones.
-Si tuviera que modernizar algún área del país desde cero. ¿Cuál es la más atrasada?
Hay tres ámbitos que podrían tener un impacto en la sociedad inmediata y que son muy visibles. El primero de ellos es la sanidad; tenemos un producto de interoperabilidad para este sector. Ya está operativo en Madrid y en Chile y permite tener una única historia clínica por paciente, sin importar el establecimiento donde se atienda. Se trata de un programa complejo, pero puede favorecer a ganar modernidad para que los enfermos no se tengan que mover de un lado al otro con una carpeta enorme. El producto contempla una súper app desde donde se pueden resolver todos los tratamientos de salud; desde las campañas de vacunación, certificados médicos, pedidos de citas y consultas. Y, si bien lo hemos aplicado para la salud pública, se puede utilizar también para las privadas.
-¿Qué es lo que falta para que se pueda implementar en la Argentina?
Hay normativas que tienen que dar sustento. Una de las principales trabas es la protección de los datos de los individuos. Tiene que haber una normativa que haga que no entremos en zonas legislativas oscuras en cuanto a cómo se maneja esa información. Son proyectos que impactan en la sociedad y que van más allá del negocio.
-¿Y en la administración pública?
Tanto con la documentación digital, como con la digitalización de trámites. Es algo que se percibe muy rápidamente en la sociedad y se puede aplicar tanto a nivel nacional, como provincial y municipal. Depende casi exclusivamente de cómo se organizan los presupuestos.
-¿Hay municipios interesados?
Sí. Hay algunos que avanzan mucho, pero cada uno por su lado. Falta una estructura, una estrategia de presupuestos eficiente. En estos ámbitos hay que poner un plan de trabajo de modernización de la administración pública, en lugar de que cada uno tenga su parte y lo vaya haciendo por su lado. Debería ser un programa en el que cada uno tenga una adherencia.
-¿Qué queda por resolver?
Es otra clave y es la seguridad. Tenemos una plataforma de datos que permite orientarla a la seguridad de forma integral, desde la ciberseguridad hasta la seguridad física. Incluye desde incendios, seguridad vial, centros penitenciarios, eventos, industrias.