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En un contexto en el que los recursos son finitos y la conciencia ambiental avanza a pasos agigantados, crece también el número de iniciativas que buscan estirar la vida útil de los objetos cotidianos. Es que, desde los electrodomésticos y computadoras hasta la ropa y los muebles pueden tener segundas oportunidades y, de esa manera, se evita la compra y la sobreproducción innecesaria en el mundo.
Entonces, el consumo responsable también empieza a abrirse paso en una economía, tanto local, como internacional, en la que lo nuevo no siempre es lo más conveniente, ni para el bolsillo ni para el planeta.
En el caso de la tecnología, el problema es especialmente crítico. "Trabajamos hace 14 años en una problemática que es el residuo más exponencial que tenemos los seres humanos", cuentó Farid Nallim, fundador de Reciclarg, una organización que impulsa un modelo de circularidad para dispositivos electrónicos.
"El mayor problema no es algo que se pueda volver a utilizar, sino lo que deja de tener vida útil por obsolescencia programada o falla técnica. Eso termina en vertederos a cielo abierto, contaminando aún más el ambiente", advirtió a la vez que contó que, en Reciclarg, primero se reacondicionan los equipos que aún pueden funcionar y luego se venden a precios accesibles. Lo que no puede reutilizarse, se desmonta y recicla por partes.
Reciclaje creativo
En el rubro de los muebles, también gana terreno el reciclaje creativo. "No se trata solo de darles una lavada de cara a los muebles antiguos", señaló María Eugenia Zavaroni. "Hoy llegan roperos enormes que ya no se usan, pero que pueden convertirse en otra cosa. Lo que antes ocupaba espacio puede transformarse en un mueble útil y moderno con muy poca intervención".
La ropa, en este caso, no queda afuera. "La industria de la moda es la segunda más contaminante del planeta", dijo Cecilia Membrado, fundadora de Renová Tu Vestidor, una app que conecta usuarios para comprar y vender ropa usada.
"Queremos estirar el uso de las prendas y evitar la superproducción. Solo para hacer un jean se usan 7500 litros de agua y hay una estadística que establece que solo usamos el 20% de nuestro vestidor. La idea es simple es darle una segunda oportunidad a ese 80% de ropa restante". El reciclaje, entonces, ya no es solo una práctica aislada, sino que se convirtió en un modelo de consumo más inteligente y sustentable.