¿Pensabas que tu pareja era la única persona que estaba pendiente de tus compras y gastos con la tarjeta de crédito? Debemos decirte que no esa así, pues hay una doble fiscalización, ya que el Servicio de Administración Tributaria, SAT, está vigilante a cada uno de los movimientos bancarios con el plástico de tu banco.
El SAT hace un cruce con todas las entidades financieras, entre ellas los bancos, encargadas de gestionar las tarjetas de crédito y así es como el SAT tiene acceso a cada uno de tus gastos y compras, con el fin de saber si estás reportando de forma correcta tus consumos.
El SAT vigila estos pagos y tú no lo sabías
Gastos de lujo, viajes, pagos irregulares con tu tarjeta de crédito, inconsistencias en los gastos, no son los únicos focos de fiscalización que el SAT tiene a la hora de hacer sus auditorías fiscales.
- Cuánto dinero usas para el pago de tus TC
- Revisión de gastos mayores a tu salario
- Origen del dinero con el que pagas tus deudas bancarias
- Compras de lujo y alto valor
- Compras a otras personas con tu TC
- Combinación de gastos de negocios con los personales
- Consumos y usos de tus tarjetas de crédito adicionales
- Comportamientos de pago
Pensar que el SAT no revisa y/o no tiene acceso a tu resúmenes de cuenta o extracto bancario, es de novatos en el mundo bancarizado. Si eres un tarjetahabiente, debes saber el Hacienda y el SAT están vigilantes a tus ingresos y egresos para evitar la discrepancia fiscal, asegurando que cada centavo gastado coincida con tus impuestos pagados, evitando así auditorías, multas o sanciones legales.
Ojo con el uso que le das a tus tarjetas de crédito y cómo las pagas
La vigilancia del SAT se centra en detectar la discrepancia fiscal, que ocurre cuando tus gastos y pagos de tarjetas superan los ingresos que declaraste formalmente. Gracias al intercambio automático de información con los bancos, la autoridad fiscal analiza cada “plástico” a tu nombre, incluyendo tarjetas adicionales y departamentales, para verificar que el origen del dinero sea lícito y ya haya pagado impuestos.
Entonces, si líquidas deudas con efectivo o recibes transferencias de terceros para pagar tus créditos, el sistema activa alertas automáticas, pues asume que tienes fuentes de riqueza ocultas que no estás reportando.
En la práctica, el SAT pone especial atención en comportamientos que consideran de alto riesgo, como el uso de cuentas empresariales para cubrir gastos estrictamente personales o la compra de bienes de lujo que no coinciden con tu nivel salarial.
Prestar tu tarjeta a familiares o amigos es uno de los errores más comunes de los “novatos”, ya que para el fisco, cualquier abono a tu deuda se contabiliza como un ingreso propio. Esto significa que si el rastro del dinero no es claro, podrías terminar pagando impuestos por dinero que simplemente te entregaron para cubrir una compra ajena.
Finalmente, la fiscalización moderna utiliza algoritmos que comparan tu estilo de vida con tus facturas electrónicas, CFDI, y tus movimientos bancarios en tiempo real.
No se trata solo de grandes fortunas; cualquier contribuyente que mantenga un flujo de efectivo inconsistente o que abuse de las deducciones simuladas está bajo la lupa.
Para evitar problemas y multas fiscales ante el SAT, es recomendable mantener un orden estricto entre tus ingresos comprobables y tus egresos bancarizados, esta es la única forma efectiva de evitar auditorías, multas severas o requerimientos de información que pongan en riesgo tu patrimonio y tranquilidad financiera.