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Desde hace casi 500 años, la Virgen de Guadalupe ha sido más que una figura espiritual: es el corazón de la fe católica en México. Según la tradición, la Madre de Dios se apareció en 1531 al indígena Juan Diego en el cerro del Tepeyac, dejando su imagen impresa en un ayate que, hasta hoy, se venera en la Basílica de Guadalupe. Su rostro ha acompañado al pueblo mexicano en sus batallas, sus rezos y sus celebraciones.

Conocida internacionalmente como Our Lady of Guadalupe y proclamada "Emperatriz de América", la figura de la Virgen de Guadalupe representa unidad, esperanza y milagro. Sin embargo, un oscuro episodio reciente sacude esa devoción y lanza una pregunta perturbadora: ¿y si, por un descuido legal, su imagen hubiera dejado de pertenecer al pueblo mexicano?

¿China fue dueña de la imagen de la Guadalupana?

Aunque parezca increíble, en 2002 el empresario chino Wu You Lin registró la imagen de la Virgen de Guadalupe como propia ante el Instituto Mexicano de la Propiedad Industrial (IMPI). Nadie se había adelantado. Ni la Iglesia ni la Basílica. Así, por apenas 2 mil pesos, el símbolo más amado de México quedó en manos extranjeras.

El empresario tuvo derechos exclusivos para comercializar la imagen en artículos religiosos, juguetes y otros productos por una década. La devoción se volvió negocio, y lo más inquietante: perfectamente legal.

El misterio de los actuales dueños

En 2012, el registro venció y Wu You Lin no lo renovó. Desde entonces, los derechos son inciertos.

Se dice que pasaron por otras manos, como María Teresa Herrera Fedyk y Othón Corona, pero oficialmente no existe hoy un titular claro. Ante este vacío legal, muchos temen que un símbolo tan sagrado pueda volver a ser reclamado.

¿Será esta una advertencia divina? ¿O simplemente un descuido humano que casi le arrebata al país a su madre espiritual? La Virgen de Guadalupe podría dejar de ser de los mexicanos una vez más.