En los campos de batalla del futuro cercano, la línea entre humano y máquina se difumina cada vez más.
De hecho, el Ejército de Estados Unidos está apostando 21,000 millones en una tecnología que promete transformar a cada soldado de infantería en un combatiente aumentado digitalmente.
Los Sistemas de Aumento de Visión Integrados (IVAS, por sus siglas en inglés) podrían ser el arma definitiva que incline la balanza en futuros conflictos mundiales, proporcionando a las militares capacidades antes reservadas a los videojuegos y películas de ciencia ficción.
La visión del soldado del futuro: información crítica en un parpadeo
Imagine un soldado que puede ver a través de las paredes, detectar enemigos ocultos y recibir instrucciones visuales superpuestas directamente en su campo de visión, todo sin desviar la mirada del entorno.
Esta es la promesa central de los cascos IVAS. Desarrollados por Microsoft como una versión militar de sus Hololens 2, estos dispositivos están diseñados para proporcionar a los soldados datos críticos instantáneos, similar a las interfaces de usuario en videojuegos populares.
En un escenario de combate, donde el 90% de las bajas estadounidenses históricamente ocurren entre tropas terrestres, estos cascos permitirían que la información fluya con precisión inédita.
Un operador de drones podría "marcar" un tanque enemigo oculto, y esa marca aparecería inmediatamente en los visores de todos los soldados cercanos, incluso antes de que el tanque esté a la vista.
El sistema también alertaría sobre drones armados aproximándose o detectaría los destellos de armas enemigas disparando-una tarea extremadamente difícil bajo fuego.
Obstáculos tecnológicos: cuando la visión choca con la realidad
El camino hacia la implementación del IVAS está plagado de problemas. En 2021, cuando la 82ª División Aerotransportada comenzó a probar miles de sistemas IVAS 1.0, los resultados fueron devastadores.
Los soldados equipados con IVAS "alcanzaron menos objetivos y se enfrentaron a los blancos más lentamente". Peor aún, el 80% reportó experimentar náuseas y dolores de cabeza en las primeras tres horas de uso, además de molestias por el peso del dispositivo.
También surgieron preocupaciones sobre el rendimiento de la visión nocturna y el resplandor de las pantallas que delataba la posición del usuario en la oscuridad.
Así, Microsoft desarrolló el IVAS 1.1 con una cámara térmica más eficiente, y luego el IVAS 1.2, que reemplazó la pantalla original adherida en el rostro por un panel plano articulado.
Aunque el campo de visión se redujo de 70 a 60 grados, el conjunto ahora pesa 3.4 libras menos y está mejor equilibrado.
Las evaluaciones de verano de 2024 sugieren que estas mejoras fueron exitosas, aunque la prueba final a gran escala del IVAS 1.2 no se realizará hasta la primavera de 2025. Si esta prueba resulta satisfactoria, el Ejército de Estados Unidos podría adquirir más de 110,000 sistemas IVAS 1.2 para unidades de combate cercano, mientras que 10,000 sistemas IVAS 1.0 y 1.1 más antiguos se destinarían a misiones de entrenamiento y evaluación.