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Se honesto: ¿No te has preguntado cómo pudo pudrirse el ajo que habías comprado hace algunos días y habías dejado en la heladera? Pues en realidad, el error fue precisamente el lugar de almacenamiento. Ni el refrigerador ni cualquier estante de la alacena sirven para conservarlo en excelente estado. El truco está en observar las condiciones en que lo guardes: exposición a la luz, humedad y ventilación, deberán ser tenidas en cuenta.

Lo cierto es que, a diferencia de lo que puede ocurrir con otros vegetales, en el caso del ajo, el frío de la heladera puede reducir su tiempo de vida útil en lugar de prolongarlo.

Ajo: El truco definitivo para aprender a almacenarlo

Cuida las condiciones de humedad, temperatura y exposición a la luz a la hora de almacenar los ajos. Foto: Pixabay.

Condimento indispensable de la cocina -especiado, disecado, sofrito, picado- el ajo forma parte de recetas tanto autóctonas como europeas y especialmente, asiáticas. Su perfume y sabor, en ocasiones invasivo, son en su justa medida el detalle que puede marcar la diferencia entre un buen bocado y uno sin sabor.

Y aunque muchas veces hayas culpado a la tienda donde compraste tu ajo creyendo que no estaba fresco, probablemente hayas sido tú quien confundió la forma de almacenaje. Aquí te dejamos algunos trucos para evitar que se pudra o germine:

  • Temperatura: El ajo debe almacenarse en un lugar que se mantenga entre los 15 y 18 grados. Si lo expones a temperas elevadas, acelerarás su deterioro.
  • Humedad: Aunque muchas personas lo colocan en el refrigerador pensando que así durará más, el frío puede estimular la germinación de los dientes y favorecer la aparición de moho. Prefiere entonces los lugares secos.
  • Ventilación: Considera guardar tus ajos en un recipiente que los mantenga ventilados -como una cesta de mimbre, una bolsa de malla, o un frutero con perforaciones-. Evita las bolsas de plástico selladas ya que atrapan la humedad.
  • Luz directa: Evita exponer los ajos a la luz directa. De ese modo, ayudarás a retrasar su germinación y conservará su frescura por más tiempo.

¿Y si ya lo has pelado? En ese caso, el truco es guardarlo cubierto con aceite de oliva dentro del refrigerador, o bien, preparar una pasta de ajo con otros ingredientes. No obstante, este tipo de preparación debe consumirse rápidamente, ya que existe el riesgo de desarrollo de bacterias como el Clostridium botulinum, causante del botulismo.

Propiedades del ajo: Un aliado en la cocina y para la salud

Los científicos reconocen las propiedades nutricionales del ajo. Foto: Pixabay.

Aunque cuando piensas en ajo lo haces en el marco de una receta de cocina, debes saber que el ajo cuenta con un perfil nutricional destacado. De hecho, contiene vitamina C, vitamina B6 y manganeso, además de ser bajo en calorías. También actúa como antibiótico natural, antiséptico y regulador intestinal, según el Manual MSD.

Diversas investigaciones respaldan los beneficios del consumo regular de ajo. Se ha comprobado que ayuda a reducir los niveles de colesterol y que sus antioxidantes protegen las células contra el envejecimiento y el daño oxidativo.

En cuanto a la mejor forma de consumirlo, los expertos coinciden en que es preferible ingerirlo fresco. El calor y la cocción pueden alterar o reducir la efectividad de sus compuestos activos. También influye su grado de maduración: cuanto más fresco, más potente es su valor nutricional.