

La administración de Donald Trump dio luz verde a un proyecto que marca un giro aún más drástico en la política migratoria de Estados Unidos: la construcción de un campo de detención masivo para inmigrantes en una remota zona del desierto de Texas.
La instalación estará ubicada cerca de El Paso, en las inmediaciones de la base militar Fort Bliss, y se convertirá en una de las mayores del país, con capacidad para alojar a más de 5,000 personas.
La obra forma parte de una estrategia nacional que apunta a reforzar el control fronterizo, acelerar deportaciones y multiplicar la capacidad de detención.

Dónde estará ubicado el nuevo centro de detención migratoria
La instalación se levantará en una zona árida y despoblada de El Paso, Texas, elegida por su proximidad a la frontera con México y por su accesibilidad operativa desde Fort Bliss, una de las mayores bases militares del país.
Esta ubicación permite un despliegue logístico rápido y eficiente, además de mantener alejada la infraestructura de centros urbanos densamente poblados o mediáticamente expuestos.
La región fronteriza entre Texas y Nuevo México ya concentra una gran cantidad de operativos de detención y vigilancia, lo que convierte a esta zona en un punto clave para la estrategia de disuasión migratoria del gobierno. La naturaleza del terreno, además, reduce los riesgos de fuga y facilita el control perimetral de las instalaciones.
Cómo será el nuevo campo de detención en Texas
El proyecto fue adjudicado a Acquisition Logistics, una empresa con sede en Virginia, por un monto superior a 230 millones de dólares.
El centro será construido bajo el formato de "instalación de lados blandos", una denominación técnica que hace referencia a estructuras temporales de gran escala, más rápidas y económicas de levantar que los edificios permanentes.
El complejo contará con capacidad para 5,000 detenidos simultáneos, lo que lo ubicaría entre los más grandes del país. Su diseño modular permitirá ampliar o reducir su tamaño en función del flujo migratorio.
Además, contará con tecnología de vigilancia avanzada, áreas médicas, sectores para procesamiento de datos biométricos y módulos de deportación directa.

Un presupuesto sin precedentes para reforzar la política migratoria
La construcción de esta instalación se enmarca dentro de una asignación presupuestaria histórica de 170,000 millones de dólares destinada a operaciones anti-inmigración, aprobada en el más reciente paquete de gastos del Congreso Nacional con el apoyo del oficialismo republicano.
De ese total, 45,000 millones serán usados específicamente para la construcción y mantenimiento de centros de detención, mientras que el Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE) recibirá un aumento presupuestario de 76,000 mil millones de dólares en los próximos cinco años, lo que representa una multiplicación por diez de sus recursos actuales.
Con este respaldo financiero, podrá expandir su personal, flota de vehículos, capacidad tecnológica, centros de procesamiento y red de infraestructura nacional, consolidando un sistema orientado a la detención prolongada y a la deportación masiva de personas en situación migratoria irregular.
Más centros, más vigilancia: el nuevo mapa de detención en EE. UU.
La construcción del nuevo campo de detención en El Paso no es un hecho aislado. Se suma a una red en expansión que incluye centros como el polémico "Alcatraz de los Caimanes" en Florida, una instalación construida en los Everglades para alojar a cientos de detenidos en condiciones de máxima seguridad.
En conjunto, estos centros marcan un cambio estructural en la forma en que Estados Unidos maneja la inmigración, alejándose de soluciones integradoras o temporales y apostando a un sistema de disuasión, castigo y contención.















