En un mundo cada vez más inestable, los titanes de la tecnología no están esperando a que llegue el apocalipsis con los brazos cruzados.
Según compartió el profesor Douglas Rushkoff en su reciente obra La supervivencia de los más ricos, mientras la humanidad enfrenta amenazas existenciales sin precedentes, los multimillonarios están diseñando elaborados planes de escape personal.
Lejos de dedicar su atención a prevenir desastres globales, estos magnates parecen haber concluido que el colapso de la civilización es inevitable, y su único interés es garantizar su propia supervivencia.
Los búnkeres de élite: refugios para el apocalipsis
La nueva carrera armamentística no es nuclear, sino de supervivencia. El fundador de Facebook, Mark Zuckerberg, está construyendo lo que se describe como un sofisticado búnker en las idílicas tierras de Hawái.
De hecho, no es el único. Diferentes figuras prominentes de Silicon Valley están adquiriendo propiedades remotas, construyendo refugios subterráneos y acumulando suministros para un futuro incierto.
Esta tendencia refleja una profunda desconfianza en las instituciones tradicionales y en la capacidad de la sociedad para resistir grandes crisis.
Los búnkeres modernos no son simples habitaciones subterráneas; están equipados con sistemas de filtración de aire de grado militar, generadores de energía independientes, reservas de alimentos para años y, en algunos casos, personal de seguridad armado para proteger estas fortalezas privadas.
Lo más sorprendente es que este fenómeno ya trascendió el círculo exclusivo de los ricos. Según BlueWeave Consulting, los estadounidenses de clase media-alta gastaron 137 millones de dólares en 2023 en refugios personales contra desastres.
De la Tierra a Marte: la obsesión espacial de Elon Musk
Elon Musk llevó sus planes de contingencia más allá de los límites terrestres. Su compañía SpaceX no es simplemente un proyecto empresarial; representa su visión personal de crear una "civilización" en Martecomo seguro contra la extinción humana en la Tierra.
El proyecto marciano va más allá de la mera exploración espacial. Su plan incluye el establecimiento de colonias autosuficientes capaces de sobrevivir independientemente de la Tierra.
Con cada lanzamiento exitoso del sistema Starship, el empresario avanza hacia su objetivo de transportar eventualmente a un millón de personas hacia Marte, creando lo que él mismo describió como "una ruta de escape para la humanidad".
El periodista y teórico Douglas Rushkoff sugiere que estos planes están motivados no solo por el instinto de supervivencia, sino por un deseo más profundo de trascender las limitaciones humanas y alcanzar una especie de estado semidivino a través de la tecnología.
Las críticas hacia el "escapismo millonario"
La mentalidad de "cada uno por su cuenta" que exhiben estos magnates generó fuertes críticas tanto de académicos como de activistas.
Douglas Rushkoff, en particular, es mordaz en su evaluación: califica estos planes de "ilusorios" y "erróneos" en su comprensión de las amenazas existenciales modernas.
"No es posible aislarse de una pandemia, y menos aún protegerse individualmente contra la catástrofe climática", afirma el teórico, señalando cómo durante los devastadores incendios forestales de California, "las hermosas y aisladas propiedades de los ricos en las montañas fueron las primeras en ser víctimas de las llamas".
Esta observación pone de relieve la contradictoria lógica detrás de estos planes de escape: las mismas amenazas que buscan evadir son fenómenos inherentemente globales e interconectados de los que nadie puede aislarse completamente.
Asimismo, el autor argumenta que este individualismo revela una filosofía problemática donde "las relaciones humanas son simplemente fenómenos de mercado". Según él, estos líderes tecnológicos no están interesados en construir "relaciones igualitarias", sino en acumular poder para garantizar su supervivencia a costa del resto.
Esta mentalidad se extiende incluso hacia la política. "Están utilizando a Donald Trump de la misma manera que utilizan el planeta. Él es simplemente una herramienta para sus planes", añadió.
La advertencia final de Douglas Rushkoff es sombría pero directa: "En caso de duda, los multimillonarios tecnológicos nos abandonarán".