El pasado viernes 1 de agosto se llevó a cabo el sexto día del Jubileo de los Jóvenes que tiene lugar en el Roma. Desde la Plaza de San Pedro, el San Padre León XIV emitió un enérgico pedido que hizo eco en Roma, el Vaticano y en especial, en los miles de jóvenes que llegaron hasta la Santa Sede para celebrar las diferentes actividades culturales y espirituales de este evento religioso.
Tras darles la bienvenida a los miles de jóvenes, el papa León XIV exclamó: "¡Queremos la paz en el mundo!", y agregó en alusión a los jóvenes, que son ellos "la sal de la tierra, luz del mundo".
"Y hoy sus voces, su entusiasmo, sus gritos, que todos son por Jesucristo, y ¡los van a escuchar hasta el fin del mundo!", remarcó el Santo Padre en su importante discurso.
Una misa y homilía que los jóvenes recordarán toda su vida
El Jubileo de los Jóvenes marcó un momento espiritual inolvidable con la misa de bienvenida en la Plaza de San Pedro. Presidida por monseñor Rino Fisichella, la celebración estuvo cargada de simbolismo, emoción y un poderoso mensaje evangélico que tocó el corazón de los presentes.
"La fe es un encuentro. Un encuentro, sin embargo, que no establecemos nosotros", afirmó en su homilía, destacando que cada joven estaba ahí por un llamado divino, no por casualidad.
Monseñor Fisichella también les hizo un llamado claro: "No tengan nunca miedo de ser testigos de Cristo resucitado, porque esto es lo que nos hace creyentes, cristianos". La emoción en la plaza era palpable, y muchos jóvenes no pudieron contener las lágrimas al escuchar las palabras que los animaban a asumir su papel activo en la fe.
Fue un momento en que la gracia de Dios pareció manifestarse en cada gesto, canto y oración compartida, marcando así el inicio de una experiencia transformadora para todos.
El mensaje de Dios enviado por medio del papa León XIV: "Orar por la paz"
Desde su primera intervención, el papa León XIV dejó claro que su principal intención durante el Jubileo era movilizar a la juventud católica mundial en torno a un anhelo profundo: la paz.
"Caminemos juntos con nuestra fe en Jesucristo", pidió el sumo pontífice al recibirlos, y luego exclamó con fuerza desde el balcón de la Plaza de San Pedro: "¡Queremos la paz en el mundo!", una frase que rápidamente fue coreada por los miles de asistentes como un eco del alma juvenil que desea un mundo más justo y reconciliado.
El Papa les confió una misión: ser "signos de esperanza en el mundo", no solo durante los días del Jubileo, sino como testigos permanentes del Evangelio. "Hoy estamos empezando. En los próximos días tendréis la oportunidad de ser una fuerza que pueda llevar la gracia de Dios, un mensaje de esperanza, una luz... al mundo entero", remarcó.
En una exhortación final cargada de fe y convicción, el papa León XIV dijo: "Oremos por la paz y seamos testimonios de la paz de Jesucristo, de la reconciliación, esta luz del mundo que todos estamos buscando". Una consigna clara quedó sembrada en el corazón de los jóvenes: orar y actuar por la paz.