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En un entorno marcado por crecientes riesgos financieros y vínculos indirectos con redes criminales, las autoridades mexicanas y las Sociedades Financieras de Objeto Múltiple, Sofomes, encendieron las alertas sobre a quién se le otorta créditos y cómo los pagan. A través de un proceso de autorregulación, se busca desmantelar una red de financiamiento informal que, durante años, operó sin demasiados reflectores y con escasa supervisión.

Aunque la exposición de las Sofomes al lavado de dinero es considerada limitada, la creciente presión internacional, particularmente tras la designación de los cárteles mexicanos como grupos terroristas por parte del gobierno de Donald Trump, ha provocado un replanteamiento en sus prácticas.

El sector reconoce que debe fortalecer sus filtros para evitar que los créditos terminen en manos equivocadas.

Andrzej Rostek

Sofomes, entre la regulación y la sospecha

Durante una conferencia de prensa recogida por EL CEO, el presidente de la Asofom, Javier Garza Hoeffer, reconoció que el sector atraviesa una etapa crítica:

"Nosotros, apoyados por la autoridad, estamos revisando todas nuestras políticas de financiamiento y vamos a trabajar en mejores y más sanas prácticas para determinar a quién estamos prestando dinero", declaró.

La inquietud creció luego de que Estados Unidos clasificara a los cárteles como organizaciones terroristas, una decisión que, según Garza Hoeffer, provocó "una cadena en el financiamiento".

Aunque las Sofomes no captan dinero del público, lo que limita su exposición directa, deben reforzar controles internos para evitar que sus créditos sean utilizados con fines ilícitos.

Nuevas fuentes de financiamientos, viejos riesgos

Jorge Avante, director general de la Asofom, explicó al medio que el organismo busca diversificar su acceso al capital mediante nuevas fuentes de financiamiento, incluyendo la banca de desarrollo y fondos internacionales:

"Estamos armando vehículos simplificados para atraer inversiones. Estamos en un proceso de autorregulación, debemos elevar la vara para saber a quién y cómo le prestamos, aunado a mayores controles en materia de prevención de lavado de dinero", afirmó.

Este esfuerzo responde a una necesidad urgente. De acuerdo con Asofom, la mayoría de las Sofomes dependen de financiamiento proveniente de círculos cercanos a los ejecutivos, y solo en etapas avanzadas recurren a bancos o al mercado bursátil. Aun así, el reto no es de origen, sino de destino:

"No captamos dinero de las personas, nosotros prestamos y esa es una ventaja implícita, porque no tenemos que preocuparnos por el dinero que entra a nosotros. Lo que sí tenemos que vigilar es a quién y cómo le prestamos", concluyó Garza Hoeffer.