La tecnología cambió la forma de vivir y comunicarse. Las generaciones más jóvenes, como la Z y la Alfa, crecen rodeadas de pantallas y redes sociales, lo que afecta su capacidad para interactuar y gestionar emociones.
Psicólogos y educadores advierten que esta hiperconexión reduce habilidades básicas como la paciencia y la tolerancia a la frustración.
En contraste, quienes nacieron en los años 60 y 70 conservan destrezas que hoy son escasas. Un estudio publicado por Ouest-France señala que el estilo de vida sin dispositivos digitales y con responsabilidades tempranas fortaleció competencias que ahora son valiosas en un mundo acelerado.
Fortalezas de la generación analógica
- Paciencia: antes, esperar era normal. No había respuestas instantáneas ni entretenimiento inmediato. Esta habilidad ayuda a tomar decisiones con calma.
- Tolerancia a la frustración: crecer sin premios por participar. Enseñó que el fracaso forma parte del aprendizaje.
- Autocontrol emocional: aprender a gestionar emociones desde la infancia, reduce ansiedad y estrés en la adultez.
- Satisfacción con lo que se tiene: menos posesiones y menos expectativas fomentaban la gratitud y la estabilidad emocional.
- Tolerancia a la incomodidad: la espera y la falta de inmediatez fortalecían la resiliencia.
- Mayor concentración: leer libros, escribir cartas o escuchar discos completos entrenaba la atención sostenida.
- Resolución directa de conflictos: hablar cara a cara enseñaba a interpretar gestos y mejorar la comunicación.
Impacto de la tecnología en las nuevas generaciones
Investigaciones recientes muestran que el uso excesivo de pantallas afecta la interacción social y la capacidad de concentración. La inmediatez digital reduce la tolerancia a la espera y aumenta la ansiedad. Padres y docentes alertan sobre dificultades para gestionar emociones y resolver problemas sin ayuda tecnológica.
Además, la sobreexposición a redes sociales genera expectativas poco realistas y dependencia de la gratificación instantánea, lo que complica la construcción de resiliencia y autonomía.
¿Cómo recuperar estas habilidades hoy?
Expertos recomiendan estrategias simples para entrenar la paciencia y la concentración en la era digital:
- Leer sin interrupciones al menos 20 minutos al día.
- Practicar actividades manuales como cocinar, dibujar o jardinería.
- Reducir el tiempo frente a pantallas con horarios definidos.
- Fomentar el diálogo cara a cara para mejorar la comunicación y la empatía.
- Aceptar la incomodidad como parte del aprendizaje, evitando soluciones inmediatas.
Estas prácticas ayudan a equilibrar el impacto de la tecnología y a recuperar destrezas que son esenciales para la salud mental y la toma de decisiones.
Un contexto que no fue perfecto
Los años 60 y 70 no fueron ideales. Hubo desigualdad, crisis económicas y muchos jóvenes trabajaban desde los 14 años para ayudar a sus familias. Sin embargo, ese entorno exigente contribuyó a desarrollar habilidades que hoy son valiosas en un mundo acelerado.